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Club Taurino Italiano

¡El Pana es cojonudo!

Domingo Delgado de la Cámara

12 septiembre 2014

Últimamente escribo muy poco sobre toros. La actualidad taurina o me aburre, o me asquea. Hacer crónicas mediocres de festejos mediocres, donde se repite siempre lo mismo, me parece una tarea plúmbea e improductiva. Paso de escribir lo mismo sobre lo mismo. Pero después de ver la actuación de Rodolfo Rodríguez “El Pana” en Guadalajara, sacudo inmediatamente mi abulia y me pongo manos a la obra. Porque de este suceso sí que merece la pena escribir.

 
Antes de que saliera el sexto de la tarde, Frascuelo había estado torero y pundonoroso con tres toros, que como ahora se dice, no rompieron. Hasta cortó una oreja del tercero, después de jugarse la vida en una estocada de toma y daca, de la que salió revolcado. El Pana había hecho muy poca cosa, algún detalle en un mar de enganchones en su primero y nada en su segundo, asesinado a conciencia por el picador.
 
Y en estas, salió el sexto. El Pana, al hilo de las tablas, dio unos lances de muy difícil definición. Sin toro daba una especie de farol, que terminaba en una verónica cuando el burel llegaba a su jurisdicción. Estos lances, cuyo nombre ignoro, levantaron un clamor. El Pana cogió las banderillas, puso dos pares al quiebro y, como remate, el par de Calafia. Este último par es una mezcla entre quiebro y violín. En esos momentos la plaza era un auténtico manicomio. Rodolfo dio la vuelta al ruedo tras el segundo tercio, envuelto en la apoteosis.
 
Comenzó el trasteo de muleta con un péndulo emocionantísimo donde el toro estuvo a punto de llevárselo por delante. A continuación, tres largos derechazos de gran sabor y…el toro se paró. Una lástima, si solamente hubiera aguantado veinte muletazos, El Pana hubiera cortado el rabo. Así y todo, cortó una oreja después de tres pinchazos. Las peñas de mozos estaban como locas, cantando desaforadas “El Pana es cojonudo, como El Pana no hay ninguno”. Rodolfo dio dos vueltas al ruedo con la oreja del toro de Criado Holgado en la mano. Al final, fue abordado por todos los peñistas en olor de multitud. Frascuelo, que había estado muy bien, abandonó la plaza en medio de la indiferencia. Todo el protagonismo lo absorbía el Brujo de Apizaco, es decir, El Pana.
 
Pero ¿cómo se explica todo esto? A la primera conclusión que llego es que desde El Cordobés no ha habido torero con tanto magnetismo personal como El Pana. Si fuese entrevistado en un programa televisivo del “prime time”, se haría un personaje enormemente popular, se haría el amo. Probablemente, si no le llevan a un plató de un programa de gran audiencia, es por los recelos antitaurinos de tanto presentador televisivo, pero está claro que Rodolfo arrasaría. Esto es auténtico, no es un invento. El Pana es un genio de carne y hueso, con una genialidad muy parecida a la de Benítez. Ambos no necesitan hacer nada para meterse a la gente en el bolsillo. La personalidad de los dos es tan carismática, que desarman cualquier espíritu crítico y todos se ponen de su parte.
 
La segunda conclusión a la que llego, es que el empresariado taurino mejicano es de una estupidez monumental. ¿Cómo es posible que dejaran parado a un torero así?, ¿Cómo es posible que haya estado vetado durante tantos años, sumido en un pozo de miseria? El Pana era el hombre perfecto para sacar a la fiesta mejicana de la mediocridad en la que lleva años instalada. Además, los empresarios se hubieran hecho de oro con él. Pues no, prefirieron apoyar a un montón de toreros mediocres que no valían para nada. Tanta estupidez es inaudita.
 
Y tercera conclusión, es triste que en España tampoco le hayan dado toros. Ya sé que Rodolfo es muy veterano y habría que cuidarle mucho los toros, pero ¿acaso no se los cuidan a mucho veinteañero que no vale ni un duro?, ¿acaso no han dado cien oportunidades a quien menos las merece?
 
Cuando había empresarios románticos y soñadores, hace cincuenta años, El Pana hubiera toreado muchísimo. Por de pronto, Balañá padre le hubiera puesto en todas sus plazas, como siempre hacía, cuando surgía un torero distinto. Simón Casas, tan novelero él, que se ha embarcado en muchos proyectos visionarios, sin embargo, no se ha fijado en El Pana. Una pena.
 
Y es una pena, porque si la gente no acude a los toros, es porque los toreros están muy vistos y siempre hacen lo mismo. Las corridas son muy previsibles. El Pana rompe totalmente con lo ya conocido. Pero es que no sólo hace suertes insólitas, además es un gran artista. La faena que hizo al toro “Rey Mago” en la Plaza México, en 2007, es de una belleza desgarradora. Se trata de uno de los trasteos más inspirados de la Historia del Toreo. Sólo por esto, El Pana debería ser un mito.
 
Puede que ya sea demasiado tarde ¿o puede que no?, la historia de El Pana es la historia de una vida de novela, la historia de una genialidad desperdiciada en un mundillo manejado por mediocres…también es cierto que un Pana triunfador, sería un tipo humano menos interesante… Yo de momento, me uno a las Peñas de Guadalajara y grito con ellas:
 
¡El Pana es cojonudo!

 

 

 
 
 

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