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Club Taurino Italiano

Así fue la cumbre de José Tomás en su reencuentro con Aguascalientes

 

Guillermo Leal - ABC

Aguascalientes, 2 Mayo 2015

 

Triunfal regreso de José Tomás a la tierra donde derramó su sangre y a punto estuvo de perder la vida. La figura de Galapagar cortó tres orejas y salió a hombros en Aguascalientes, que colgó el cartel de «no hay billetes» en una tarde de máxima expectación.

José Tomás no solo reapareció, sino que el sábado se reconcilió con la gente que se sintió agraviada durante los cinco años que el diestro madrileño no había querido torear. Y estuvo cumbre, porque no se conformó con saber que el público lo consentiría, sino que salió a la plaza con esa honestidad a prueba de fuego, con la determinación de triunfar, y lo consiguió.

Tres orejas logró a lo largo de la tarde, pero lo más valioso fue haber recuperado la vida. «Agradecido con Aguascalientes. Me siento vivo», dijo, contra su costumbre de hablar a los micrófonos de las retransmisiones radiofónicas y por internet que había en la plaza. Vivo, un torero que casi estuvo muerto hace cinco años.

Expectación tremenda cuando apareció «Guantero», número 36, con 566 kilos, de la ganadería de Los Encinos. Ese fue el toro de su reencuentro con la arena donde estuvo al borde de la muerte por la gravísima cornada de «Navegante», de la divisa de De Santiago.

Fue una faena con el sello de la casa, valiente y decidido ante un astado que bravuconeó y que dos veces estuvo casi a punto de prenderlo. Su primer lance, uno a pies juntos por el izquierdo, y el último muletazo por alto enmarcaron una labor emocionante con destellos que colorearon la palidez del rostro del de Galapagar. Una estocada entera le valió una oreja que algunos protestaron, y como José Tomás no es amigo de las discrepancias, la dejó antes de dar la vuelta.

La faena grande llegó en el cuarto, un noble toro de Fernando de la Mora, «Pollo Querido» de nombre, con el que el madrileño profundizó en un toreo templado, de mucha reunión y buen gusto. Un muletazo en redondo marcó el éxtasis de la faena. Templadísimo muletazo de José Tomás que enloqueció a la plaza. Faena sobria que rubricó con perfecta estocada en cuanto a colocación y ejecución. Las dos orejas y el arrastre lento al astado fueron el premio para los dos protagonistas, que lograron emocionar a grado máximo la plaza. Y al grito de «¡torero, torero!» dio una vuelta al ruedo.

El corte de apéndices pudo ir a más en el sexto, un bravo toro de Los Encinos con el que volvió a instrumentar muletazos que emocionaron, pero antes de la estocada hubo un pinchazo. El buen criterio del juez de plaza le negó la oreja.

La tarde de José Tomás tuvo buenos detalles, como brindarle al público que abarrotó la plaza de manera espectacular, inclusive una hora antes de iniciar el festejo. También el brindis a su banderillero Miguel Cubero, al que dedicó su tercera faena, además de permitirle al matador de toros aguascalentense Víctor Mora ejecutar un escalofriante quite por gaoneras en el sexto. Pero hubo uno que no fue bueno: se olvidó de los médicos que le salvaron la vida.

Para su reaparición tuvo un alternante de lujo, el maestro Zotoluco, la primera figura del toreo de México, que estuvo torerísimo y digno, con la muleta de seda y la espada de palo. Eulalio López consiguió una labor muy templada con su primero, un toro bueno de Fernando de la Mora al que le pesaron los kilos. El diestro, con serenidad y seguridad, lució en lentos muletazos por ambas manos aderezados por remates de variedad, justo frente al burladero de matadores, desde donde José Tomás no se perdió un instante de la labor de su alternante. Pinchó y perdió la que habría sido la primera oreja de la corrida.

En su segundo volvió el mexicano a gustar por momentos con su toreo templado. Faena de variedad, pero que volvió a fallar con la espada. Al igual que en su primero, saludó desde el tercio. El tercero del lote de Zotoluco fue deslucido, el peor del encierro –se lidiaron toros de Los Encinos y Fernando de la Mora, bien presentados y buenos en su conjunto–. También lo pinchó y se fue de vacío en este mano a mano.

Volvió José Tomás a Aguascalientes, con esa estrechez, con ese valor que a veces obliga a los toros a cambiar su curso en las embestidas, con esa recia personalidad y esa convocatoria. A ver cuándo decide volver a torear, pues de momento nada se sabe de su próximo compromiso. Pero aunque pase mucho tiempo siempre vale la pena verlo.

 

(fotos de Emilio Mendez)

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