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Club Taurino Italiano

El regreso del Emperador ( Domingo Delgado de la Camara )

Madrid, 16 mayo 2014

http://deltoroalinfinito.blogspot.com

 

Después de cinco años, Enrique Ponce volvió a torear en Madrid. Por una vez, el público madrileño se mostró cariñoso con el emperador, hasta el punto de que tuvo que saludar un vez se deshizo el paseíllo. Ponce me recordó a Napoleón Bonaparte cuando al regreso de su destierro en la isla de Elba, fue aclamado por sus soldados. Y es que, hasta el aficionado más obtuso del tendido siete, sabe en su fuero interno que el torero más importante de estos últimos cincuenta años es Enrique Ponce Martínez, su historial es indiscutible y no es comparable con el de ningún otro. Obras son amores y no buenas razones, que dice el refrán castellano.

 Ponce tuvo en primer lugar un toro tan noble como flojo, que fue a menos, no se podía hacer mucho con él. Eso sí, el recibo por verónicas fue bueno. En cuarto lugar se topó con un zambombo de pésimas hechuras y casi seiscientos kilos. El toro no era nada claro, tenía solamente media arrancada, no humillaba y derrotaba con violencia. Como tantísimas veces, Ponce sacó una faena de la nada. Este es el típico toro que sólo le sirve a Ponce, a nadie más. El inicio por doblones y trincherazos fue muy torero. La construcción de la series de redondos tuvo mucho mérito porque era muy difícil conseguir torear con limpieza y sin enganchones a un toro violento y de media arrancada. Ponce toreó con la facilidad y la sutileza de siempre. Al echarse la muleta a la mano izquierda, exageró el cruzamiento al pitón contrario para demostrar al sector sietemesino que si quiere, puede cruzarse tanto como el que más, aunque tanto cruzamiento innecesario lleve acarreada la ausencia de ligazón. El final a base de recortes y cambios de mano, también tuvo usía. No se puede estar mejor con un toro tan mediocre. Entonces llegó la cruz de Ponce, la espada, que tantos éxitos le ha quitado en cinco lustros de gloriosa historia. Un pinchazo, una estocada entera y varios golpes de verduguillo, redujeron el premio a saludar desde el tercio, si hubiera matado bien, hubiese cortado una oreja clamorosa. Una pena. Cuando finalizada la corrida, Ponce cruzaba el ruedo, se le veía satisfecho. Se marchaba el emperador rodeado de sus edecanes, después de la enésima victoria en territorio hostil: Austerlitz, Jena, Marengo…cuando el sire se retire, entonces hasta los que le negaron, cantarán sus glorias.

 Es un torero admirable, el día 18 de marzo, un toro estuvo a punto de matarle en Valencia, le destrozó la clavícula por mil sitios. Otro torero con una cornada así, se hubiera quitado de en medio, no hubiera comparecido ni en Sevilla ni en Madrid y todos lo hubiéramos entendido. Ponce se ha recuperado en un tiempo récord y ha venido a dar la cara. Igualito que otro que se me yo, que cada vez que le roza un toro, tarda dos años en torear, y cuando reaparece, lo hace en una pachanga de plaza de tienta y becerretes…

 Sebastián Castella tuvo un lote imposible. En primer lugar toreó un novillete inválido y por ello, de embestida rebrincada; y en segundo lugar un manso que no humillaba y se rajó muy pronto. No hubo nada que hacer, tendrá que esperar a mejor ocasión.

 David Galán es hijo de Antonio José Galán, aquél temerario que entraba a matar a los toros sin muleta durante los años setenta. Nos consta que ha entrado en cartel de tanto lujo por su amistad con Enrique Ponce. Nos habían contado pestes sobre Galán, nos habían dicho que era un julai, que era malísimo. No es cierto, es un torero tan digno como otro cualquiera. Habiendo toreado poquísimo, resolvió la papeleta con toda dignidad. Sí que es cierto que tuvo los mejores toros de un encierro de Victoriano del Río muy por debajo del nivel habitual de esta buena ganadería.

El primer toro de Galán fue un precioso burraco que embistió de maravilla a los capotes. Fue muy bravo en el caballo, derribó en el primer encuentro. Pero se quebrantó mucho al estar mucho tiempo debajo del peto en los otros encuentros, además la lidia que le deparó una cuadrilla mojonera, fue infame. Llegó muy mermado a la muleta. La primera serie de Galán fue buena, corrió la mano con largura sobre el pitón derecho. Las series siguientes fueron más atropelladas, faltaba perder un paso, la última serie con la zurda tampoco estuvo mal. Al toro le faltó fuelle y al torero oficio. La faena al sexto empezó bien, pero se vino abajo cuando el torero se echó la muleta a la zurda y el toro se paró. Galán saludó desde el tercio.

La corrida de Victoriano del Río, no dio el juego habitual. Sólo hubo dos toros buenos, primero y sexto, pero que el primero por la poca fuerza y el sexto por la poca raza, no terminaron de romper. El resto mal, manso y sin clase. Además, la corrida fue una escalera. Hubo un novillo, el tercero, y un mastodonte, el cuarto. Parece claro que la corrida de confianza, la guarda Victoriano para El Juli el día 23.

 Primer lleno de no hay billetes de la feria ¡Qué bonita está la plaza completamente llena!

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