José Maria Manzanares recibió el premio “Opera Taurina” otorgado por el Club Taurino Italiano en los salones de la Villa Real de Monza y coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación del Club que cuenta con honorables aficionados de todas las edades con un centenar de ellos que se desplazaron para la ocasión desde Roma, Turín, Florencia, Venecia, Milán, Génova, Sicilia.
El galardón es un Minotauro en bronce creado por el artista florentino Silvano Porcinai, maestro en la fundición que emplea la misma técnica de gran Miguel Ángel, en un acto dirigido por el Presidente del Club, Paolo Mosole, y el Vicepresidente Gaetano Fortini.
En la emotiva conversación con el Maestro se puso en relieve su trayectoria artística a lo largo de estas dos décadas destacando su técnica, valor y capacidad de transformar la bravura del toro en obras de arte que perduran en el tiempo y que traspasan fronteras. Durante la misma se abordaron temas como las diferentes concepciones para llevar a cabo una faena: "Hay dos formas de tratar a los toros: la de imponerte bruscamente o la de entender su comportamiento, cuidándolo con suavidad para que sus cualidades crezcan a lo largo de la lidia. Si las cosas se hacen bien, normalmente el toro acaba embistiendo mejor de cómo empezó." dijo el Maestro.
Otro de los aspectos destacados fue la dureza de su preparación con “cerca de seis meses en el campo para prepararse física y mentalmente, para que el toro nunca note la más mínima duda cuando te enfrentas a él". José Maria Manzanares recordó sus enseñanzas paternas, el concepto de ir "a más" en sus faenas, la importancia de la ligazón y sobre todo el de torear asentado en los talones "porque de esa forma no hay escapatoria y el torero solo puede abandonarse al toreo. Allí reside la pureza”.
El Maestro de Alicante confesó incluso: "Sigo buscando mi faena soñada y aunque nunca se sabe si llegará, tengo la sensación de que esta búsqueda llevará a algo bonito". El acto finalizó con la visión de unos mensajes enviados para la ocasión para Maestros como Roberto Domínguez, Juan José Padilla, Pepín Liria o el Juli que destacaron su importancia dentro y fuera de los ruedos, así como algunos fragmentos de videos de su carrera y de la de su padre llegando a ver sensiblemente emocionado al Maestro Manzanares y todos los allí presentes.
Discurso de entrega del Premio "Opera Taurina" del Presidente del Club Taurino Italiano:
Queridos amigas y amigos aqui presentes
Queridos Rocio y Jose Maria
Querido Josemari,
Bienvenidos al Club Taurino Italiano en un día tan especial en el que se han reunido aquí en Monza nuestros socios venidos desde Roma, Turín, Milan, Venecia, Florencia, Bologna, Messina, Genova, Alba, Udine, aficionados de todas las edades, desde los que vieron a Manolete de pequeños hasta los que empezaron a crecer en la afición con nosotros siendo niños. Y los que acaban de nacer y así crecerán.
Aunque no lo sepas, tu Josemari tienes la culpa de que nuestro Club Taurino Italiano se fundara en 2013 con el Maestro Espartaco de padrino y como presidente me enorgullece poder celebrar contigo nuestro décimo aniversario de alternativa. Porque estamos con un Figurón de época, un referente por su extraordinaria capacidad de crear obras de Arte que traspasan fronteras y que también en Italia (cuna del Arte) los aficionados valoramos y admiramos profundamente.
Además, para mi es un verdadero sueño estar con quien desde hace 18 años me hace dar la vuelta al mundo como seguidor suyo y que quiero más que a ningún torero. Marcastes mi vida enganchándome al maravilloso mundo del Arte del toreo para siempre. Y si aquí me acompañan mis dos amores es también gracias a esto.
Hoy entregamos nuestro Premio “Opera Taurina” que se otorga a quienes han conseguido hacer con su trayectoria profesional una obra de arte y torera, de esas que parecen morir en el instante pero que perduran para siempre, como la tuya.
Nunca fue fácil tu camino, querido Josemari, por mucho que algunos piensen lo contrario. No fue fácil seguir la llamada de esta vocación y dar ese tan difícil paso adelante teniendo al lado no solo un Maestro, sino un gigante de la Tauromaquia y un padre.
No fue fácil superar las comparaciones, ignorar las voces y seguir el camino hacia la cima que ya estaba en tu destino. Y lo conseguistes. Ni fueron pocos los dolorosos accidentes que esta profesión conlleva. Las cornadas por ejemplo, como la primera en tu Alicante hace 16 años, que presencié muy de cerca. O como el corte de un tendón de la mano en Utrera que provocó hasta once intervenciones quirúrgicas. O como las numerosas volteretas sufridas que te llevaron a otras delicadísimas operaciones (por discopatía lumbar, lesión cervical, hernia discal justo hace 6 meses) al igual que otras enfermedades, como el dengue, que mermó durante un largo tiempo tus facultades y de las que Josemari poco habla.
También ha sido y sigue siendo muy dura tu dedicación a esta profesión que cada año te lleva a encerrarte en el campo durante meses, renunciando a una vida cómoda y a tu familia. Siempre estoy agradecido a todos los toreros por el valor que tienen de salir cada tarde al ruedo, pero contigo Josemari lo estoy más que con ninguno. Porque considero la importancia de tu Tauromaquia muy especial y a veces no del todo valorada.
En primer lugar porque si el Arte del toreo consiste en dominar la bravura del toro con la mayor belleza posible, esto es lo que José Maria Manzanares consigue hacer en una fusión de poder, elegancia, y torería: una autentica suma de toreo Apolineo. Poco se habla del poder de Manzanares frente a los toros. Una técnica que remonta a décadas pasadas, refinadísima e imperceptible a los ojos menos atentos. La de tratar el toro para que su bravura brille y su nobleza se afine, haciendo todo a su favor, eligiendo los terrenos exactos y con el máximo temple para crear obras que van siempre a más, cual grandes sinfonías.
Y poco se valora el hecho de que esta técnica requiera infinito valor. Hay un tipo de valor más evidente, por ejemplo el de ejecutar contundentemente la suerte suprema, que implica enorme peligro y de la que Manzanares es incontestable Maestro. Pero en su tauromaquia no encontramos el valor más llamativo, el que hace percibir al público el riesgo del drama, ese que José Bergamin llamaba la “banal pornografía del valor”.
Al contrario en él encontramos el valor sereno de torear quieto, erguido, natural, asentado, abandonado, ligado y con el empaque de los grandes toreros. Como Antonio Ordóñez. Precisamente de esta escuela viene la tauromaquia de José Maria Manzanares que tanto se parece al Maestro rondeño como me confesó nada menos que Alfonso Ordóñez.
Pero creo que hay algo todavía más especial en tu toreo. Siempre me sorprendió y cautivó tu capacidad de emocionar a los públicos en una especial comunión de almas que solo los seres más sensibles consiguen. Torear con el alma es conseguir permear tu obra artística de tu propria esencia que llega a lo más hondo de quien la contempla. Esto es lo que ocurre cuando todavía nos emocionamos mirando a la Pietà de Michelangelo o leyendo la Divina Commedia de Dante o escuchando a Vivaldi. Sus obras nos parecen vivas y cercanas a pesar del paso de los siglos porque en su obra está la belleza de sus almas.
Y así también en la obra de José Maria Manzanares que nos llena de la emoción del toreo, de la belleza del Arte, de una sensación de paz que nos invade, como la que dan las olas del mar que vienen y que van y que nunca dejaríamos de mirar.
Esto es lo que muchas veces viví y vivieron los que presenciaron en 2011 la histórica tarde del indulto de Arrojado en Sevilla, plaza donde José Maria Manzanares abrió en tres ocasiones la Puerta del Príncipe y donde desorejò 10 toros en faenas para la historia. Y también lo pueden testimoniar los que vivieron la histórica faena de Dalia (de la que se pidió el rabo) en Madrid, plaza donde abrió dos veces las Puerta Grande. Y los que gozaron de inolvidables tardes en Valencia, Zaragoza, Bilbao, Málaga, Barcelona, Albecete, Valladolid, Santander, Ronda, La Mexico (donde fui a verle en dos ocasiones) o en Lima, donde ganó dos Escapularios, o en Francia donde consiguió cortar cinco rabos en las plazas de Nimes, Arles y Dax, sin olvidar los que consiguió en Alicante, Jerez, Almería o en Campo Tejar el primer día que toreò en público en 2001.
Por todo esto y como reconocimiento a tu magnifica trayectoria profesional con profunda admiración tengo el honor de entregarte el premio “Opera Taurina” que nuestro Club Taurino Italiano también concedió a los Maestros “El Viti”, Ruiz Miguel, Paco Ojeda, Victorino Martin y Juan José Padilla.
Es un minotauro en bronce obra original creada por el artista florentino Silvano Porcinai, un maestro de la escultura (que utiliza las mismas técnicas de Michelangelo).
Un agradecimiento a tu Opera Taurina que aún no ha terminado y que seguro seguiremos disfrutando.
Enhorabuena Maestro!
Paolo Mosole
Presidente Club Taurino Italiano
Monza, 17 dicembre 2023
