El Club Taurino Italiano entregó su premio “Opera Taurina” a Juan José Padilla en un acto presenciado por un centenar de socios de toda Italia.
El premio, una obra original en bronce del Artista florentino Silvano Porcinai, fue entregado al Maestro por el Presidente del Club Taurino Italiano Paolo Mosole como reconocimiento a su trayectoria profesional, por sus logros en las corridas más duras (casi 80 corridas de Miura, 60 de Victorino y decenas de corridas de Cuadri, Palha, Samuel Flores) por su maestría y por su ejemplo de superación.
Padilla recibió también mensajes de reconocimiento de anteriores galardonados, como el Maestro Francisco Ruiz Miguel, Victorino Martin o el Maestro Espartaco que se proyectaron en el acto y que emocionaron a todos los presentes.
Frente a los numerosísimos aficionados italianos Juan José Padilla habló de forma íntima y personal de su trayectoria profesional, especialmente de sus inicios como “Panaderito”, del fundamental apoyo recibido por su padre y de las vivencia con el
Maestro Rafael Ortega del que recordó que “me quería enseñar a matar los toros como él lo hacía, de perfil, en corto y con la mano en el corazón. Yo así siempre lo hacía en los entrenamientos, pero en la plaza yo utilizaba la forma que sentía más mía a pesar de que esto causara el enfado del Maestro”.
Recordó también su primera cornada de Arcos de la Frontera, así como, la gravísima de Huesca que casi estuvo a punto de retirarle de los ruedos, hasta llegar a la dramática de Zaragoza. “Yo sabía que ese toro estaba teniendo un comportamiento malo en banderillas, pero no quise hacer caso a los compañeros que me pedían no ponerle el tercer par. Pero tenía que ponerlo, por el respeto a la afición de Zaragoza y a mí mismo. Y al arrancar el toro ya intuí que iba a por mí. Pero no le tengo ningún rencor. Al contrario, el toro hizo lo que tenía que hacer: coger. Yo estaré siempre agradecido al toro por todo lo que me ha dado”.
Se recordaron también varios triunfos, desde el primero y fundamental de Pamplona en el 1999 cuando cortó tres orejas a los Miuras, hasta llegar a la ansiada Puerta del Príncipe del 2016 en Sevilla. “Siempre desde niño cuando quise ser torero tenía muchos sueños que cumplir. Abrir la Puerta del Príncipe fue para mi vivir ese sueño y doy gracias a Dios por ello”.
También, el Maestro Padilla ahondó en lo que significa e implica ser torero: “Esta profesión se digna de mucha verdad. Aquí se siente de verdad, se sufre de verdad, se muere de verdad”.
Para rematar el acto con los socios del Club Taurino Italiano, el Maestro brindó a los aficionados unos lances con el capote, al compás del cante de su sobrina Cristina. Todo un lujo para rematar en todo lo alto un viaje inolvidable.