“Los toros son el acontecimiento cultural en España que más ingresos proporciona a Hacienda”
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Entrevista de Libre Mercado con el profesor Juan Medina (Universidad de Extremadura) dedicada a ponderar el alcance de la “huella económica” de la tauromaquia.
- ¿A cuánto asciende el impacto económico de la tauromaquia en España?
- El propio lobby antitaurino cifra la huella económica de los toros en 1.730 millones de euros, tal y como recoge un informe elaborado por Esquerra Republicana de Catalunya en enero de 2013. A partir de lasestadísticas oficiales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, han calculado el coste de todos los festejos taurinos y encierros populares que se organizan en España. Esos 1.730 millones de euros serían una buena aproximación para medir el PIB taurino mediante la suma de todas las rentas obtenidas por los agentes económicos participantes.
En definitiva, una fuente nada sospechosa de taurofilia como es ERC corrobora la relevancia económica de los toros. Con sus datos, podemos asegurar que el Producto Interior Bravo duplica el valor de la producción de la industria española del tabaco (860 millones de euros), y aporta más del triple que la fabricación de ordenadores y equipos periféricos (560 millones de euros), según la Contabilidad Nacional de España.
Los espectáculos taurinos están englobados en el epígrafe 93 de la Contabilidad Nacional de España, “Actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento”. Esta rama aporta 15.000 millones de euros al PIB español, por lo que las corridas de toros representan un 12% de este importante sector de la economía nacional, que incluye desde las actividades de los clubes deportivos hasta la gestión de los parques de atracciones y de todo tipo de instalaciones deportivas y de ocio.
- ¿Y en términos de recaudación fiscal? ¿Cuál es el marco impositivo de la tauromaquia? ¿A cuánto asciende la recaudación anual?
- Los toros subvencionan a la Administración a través de los numerosos impuestos, tasas administrativas y cotizaciones sociales que gravan al sector taurino. Estos ingresos fiscales benefician a todos los ciudadanos, incluidos los que quieren abolir los toros, y compensan sobradamente las ayudas que en ocasiones los ayuntamientos conceden a los organizadores de festejos.
Hay que recordar que eso no es lo habitual en las industrias culturales. Los últimos datos oficiales sobre el cine español correspondientes a 2011, reflejan que los 8 millones de euros que aportó al Estado en forma de IVA, ni siquiera cubren el 10% de lassubvenciones que percibió (90 millones de euros).
En términos nacionales, la tauromaquia es el acontecimiento cultural que más ingresos proporciona a la hacienda española. Larecaudación por IVA ronda los 40 millones de euros, cinco veces más que el cine español y tres veces más que el teatro. De otra forma, el IVA taurino le permite financiar al Gobierno 175.000 becas no universitarias o 14.000 plazas de educación infantil.
- El acontecimiento taurino por excelencia en la temporada española es la Feria de San Isidro. ¿Qué impacto económico tiene el mayo de Las Ventas?
- El caso de Madrid es paradigmático. Los altavoces antitaurinos no se cansan de repetir que la Comunidad subvenciona los toros, pero jamás se refiere a los ingresos que genera la Fiesta. En los presupuestos de la CAM para 2013 se recoge un gasto de 1.410.851 euros en actividades taurinas. Un gasto que ya está cubierto sólo con el canon de arrendamiento que paga la empresa adjudicataria, que asciende a 2.325.000 euros. Pero es que, además, la Administración autonómica ingresa por el IVA de las entradas 1,5 millones de euros. Sin contabilizar otros impuestos y tasas administrativas, la Comunidad ingresa gracias a San Isidro 3,8 millones de euros.
Ésta es la auténtica conclusión: los toros generan en Madrid un retorno económico a las arcas del Estado de 2,4 millones de euros, que beneficia a todos sus ciudadanos y del que pueden presumir pocas actividades culturales. Además, dado que a las Comunidades Autónomas se les cede el 50% del IVA, un millón y medio de euros recaudados en Las Ventas terminan favoreciendo también al resto de España.
La feria de San Isidro moviliza una cifra de negocio de 50 millones de euros. De este total, 13,8 millones corresponden a la venta de entradas, 11,4 millones a los efectos indirectos derivados de los gastos en hostelería, alojamiento y transporte, y finalmente 24,5 millones a las transacciones intersectoriales que se inducen en la economía madrileña para poder satisfacer la demanda creada.
- Otras Ferias de gran importancia son las de Sevilla, Pamplona y Bilbao. ¿Cuánta actividad económica generan?
- Por término medio, una semana de toros genera 6 millones de euros en una ciudad. Son los casos de Gijón, Alicante, Castellón o Burgos. La Feria de Abril moviliza en torno a 25 millones de euros, los sanfermines 20 millones y la feria de Bilbao unos 12 millones de euros. El impacto económico de ciclos como Zaragoza, Málaga, Albacete o Santander se sitúa en los 9 millones de euros. En total, las Ferias suponen más de 970 millones de euros al año.
Enrique Ponce en el Teatro Real (Foto de José Ayma para el diario El Mundo)
- Hablemos de las grandes figuras del toreo. ¿Qué supone, en términos económicos, contar con alguien como José Tomás en el cartel? ¿Qué otros toreros generan una gran huella económica allá por donde pasan?
- Desde su reaparición en 2007, 900.000 espectadores han asistido a las 74 corridas que ha toreado José Tomás. Contar con su nombre en los carteles supone para una ciudad un impacto económico de 1,5 millones de euros. Esta cifra multiplica por cinco el caché estimado del diestro, y pone de manifiesto una extraordinaria creación de valor que beneficia no sólo a la empresa que lo contrata, sino también y principalmente, a todo el área de influencia de la feria. Esta formidable rentabilidad se sustenta en su capacidad de trascender cada corrida como un acontecimiento único. La conmoción que provoca allí donde torea atrae públicos de todo el mundo, sensibles ante el hombre que apura hasta el fondo el vaso de su destino.
- El final de la “burbuja” inmobiliaria ha afectado al mundo del toro, si bien el 90% de las corridas que se han dejado de celebrar corresponden a plazas de tercera…
- Los festejos se han reducido a la mitad desde el máximo histórico alcanzado en 2007. Mientras en aquel año abrieron sus puertas 902 plazas de toros, en 2012 la cifra se limitó a 433 localidades. Ahora bien, el desplome se ha concentrado en plazas de tercera lo que podría suponer un cierto saneamiento, dado que en muchas ocasiones eran espectáculos sostenidos con los inflados ingresos urbanísticos de los ayuntamientos. Los alcaldes pretendían que actuasen en sus ferias las figuras del toreo o de la música a costa del contribuyente. Es interesante observar cómo en años de elecciones locales (2003-2007) se produjeron subidas pronunciadas en la cifra de festejos.
El pinchazo de la burbuja taurina está obligando a una reconversión del sector, con el fin de ajustar el exceso de capacidad creado en los años precedentes. Esperemos que la reestructuración conduzca a un doble circuito que garantice posibilidades a toreros emergentes, matadores jóvenes y novilleros, y permita de esa forma la renovación del escalafón.
- ¿Qué puede hacer el mundo de los toros para adelantarse a la recuperación económica y relanzar su crecimiento?
Estamos ante un sector muy intervenido por la Administración, propietaria de 550 de las 600 plazas de toros fijas que hay en España y responsable, a través de los pliegos de condiciones para su arrendamiento, de las reglas de juego de las ferias taurinas. Además,unas pocas empresas organizan el 70% de los festejos siguiendo una estrategia de integración vertical que las lleva a ser también apoderados y propietarios de hierros. Este elevado grado de concentración les permite presionar a los proveedores de los dos recursos imprescindibles en esta actividad, ganaderos y matadores. Nos encontramos con una pinza formada por el Estado y el oligopolio taurino que atenaza al sector. La relajación de las barreras de entrada a nuevos empresarios contribuiría a mejorar la competencia en este mercado y a lograr resultados más eficientes.
Es también imprescindible compatibilizar un espectáculo asequible para los consumidores y rentable para los productores. Con el pinchazo de la burbuja taurina el sector ha realizado un ajuste vía cantidad que ha afectado especialmente a las novilladas, que se han reducido un 63%, y también a las corridas de toros en plazas de menor categoría. Sin embargo, los precios apenas se han corregido, cuando una demanda tan deprimida como la española requeriría estímulos en precios y, desde luego, talento en la gestión para conformar ferias atractivas y equilibradas en su duración, con ciclos parecidos a los previos a la burbuja. La temporada pasada se pudo comprobar que el público responde con excelentes entradas al abaratamiento de las localidades: sucedió en las novilladas de promoción en Sevilla con 10.000 aficionados en los tendidos, o con los abonos especiales para jubilados, jóvenes y desempleados en Salamanca o Albacete, feria esta última que ha vuelto a plantear en 2013 un largo y atractivo ciclo de diez festejos. Quizás también habría que plantear precios en función de los carteles, y caché según taquilla.
Y, por último, necesitamos más emoción en los ruedos. Si Juan Benet decía que en el libro de un poeta nunca debe faltar la palabrabelleza, en una corrida de toros no debería faltar nunca la emoción. Lamentablemente, la echamos de menos demasiadas tardes, y esa ausencia de incertidumbre en los toros es más nociva para su porvenir incluso que el acoso antitaurino.