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Club Taurino Italiano

El palco roba una oreja de ley a Joselito Adame en tarde de tullidos y de sobreros sin fin

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José Antonio Del Moral

15 mayo 2014

 

La fatal blandura de la noble corrida de La Palmosilla deparó un interminable espectáculo en el que solamente pudo triunfar el espada azteca aunque lo impidió la presidencia. Juan José Padilla, que no tuvo suerte ni su tarde, tuvo que matar dos sobreros tras ser devueltos los titulares y otro de los reemplazantes. Confirmó su alternativa Manuel Escribano que tampoco tuvo suerte. Los dos ejemplares más aprovechables del saldo cayeron en manos de Adame. Magnífico con su primer toro, dio una clamorosa vuelta al ruedo tras negarse el palco a dar una oreja pedida con absoluta mayoría. Bien con el sexto, perdió otro posible éxito por fallar demasiado con los aceros.

Madrid. Plaza de Las Ventas. Miércoles 14 de mayo de 2014. Sexta de feria. Tarde cálida sin viento con dos tercios de entrada.

Tres toros de La Palmosilla, bien presentados, nobles y faltos de fuerza en distintos grados. Ninguna tuvo el primero. Solo un poquito más el segundo que se apagó pronto. Por devolución del inválido tercero, soltaron un sobrero de Torrealta, muy cuajado y hondo que resultó muy noble. Por devolución del cuarto, un segundo sobrero de Sánchez Dalp, noble pero con muy poca fuerza. Por devolución del quinto, salió un tercer sobrero de La Rosaleda (¿) que

Juan José Padilla (celeste y oro): Pinchazo y estocada, silencio. Pinchazo, estocada tendida y cuatro descabellos, aviso y silencio.

Confirmó la alternativa Manuel Escribano (corinto y oro): Buena estocada, aplausos. Estocada defectuosa, silencio.

Joselito Adame (nazareno y oro): Buena estocada, petición mayoritaria de oreja que el palco denegó sin razón por injusticia manifiesta e incumplimiento del reglamento y clamorosa vuelta al ruedo con posterior bronca a la presidencia. Dos pinchazos, estocada y dos descabellos, aviso y silencio.

Antes de comentar la corrida de ayer, merece la pena referirnos al magnífico corridón de Parladé lidiado en la tarde anterior, propiedad de Juan Pedro Domecq IV. Biznieto de don Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, nieto de don Juan Pedro Domecq Díez e hijo de don Juan Pedro Domecq Solís. La saga ganadera más importante y trascendental de la historia por encima de cualquier contingencia por mala que haya sido. Sin ir más lejos, la desastrosa corrida de la última feria de Sevilla. Conozco a Juan Pedrito, el actual, desde que era muy niño por mi amistad con su padre a quien conocí desde que éramos muy jóvenes. Recuerdo que fue en el Parador Nacional de Bailén. Juan Pedro y su hermano Fernando acompañaban a su padre para ver lidiar una corrida de ellos en Linares en la que actuaba Antonio Ordóñez. Yo estaba con mi padre. Almorzábamos muy cerca. Y Fernando se acercó a nosotros para preguntarnos la hora del comienzo del festejo. Y de ahí partió un mutuo afecto. Juan Pedrito siempre mostró un gran interés por la ganadería familiar y por el toreo en general. Gran aficionado desde que nació y, por el desgraciado accidente mortal de su padre, último responsable del original encaste más prolífico que haya existido. Mientras le llegó la hora de hacerse cargo de todo, se dedicó a criar una ganadería de la misma procedencia a que la llamaron Parladé cuya finca está en Portugal, cerca de la frontera de Olivenza. Y con ella empezó Juan Pedrito a hacer sus más particulares experimentos. Hace poco le escuché decir que quería que sus toros tuvieran más casta y, en correspondencia, más fuerza. Bueno, pues ya vimos antier que lo está consiguiendo. ¡Enhorabuena¡

La corrida de ayer, de La Palmosilla, como tantas y tantas, procede de la de Juan Pedro con algún cruce de Osborne. Veremos qué nos trajo este año a Madrid. La van a lidiar tres toreros en distinto agraz. Juan José Padilla no ha logrado triunfar en Las Ventas desde que reapareció tras su terrible percance de Zaragoza. En Sevilla le vimos bien sin necesidad de recurrir a ninguna payasada. Que siga así aunque últimamente acaba de decir que “hay que dar a los públicos lo que quieran”. Pero claro, si lo que quieren es manifestar su incondicional entusiasmo con el héroe permitiéndole y hasta aplaudiéndole toda clase de excentricidades, muchas de ellas de muy mal gusto, ¿qué quieren que les diga? Que en el toreo y en casi todo siempre estuve en contra de las chabacanerías. Ayer anduvo moderado aunque sin suerte alguna con sus toros. El segundo actuante, Manuel Escribano, le quedaba conquistar Madrid y lo intentó sin suerte en su muy tardía confirmación de alternativa. Dios no le ayudo aunque lo merecía y se lo ha ganado en la nueva etapa de su carrera. Y el tercero, el mexicano Joselito Adame, su eclosión en todas las ferias españolas se debe a su éxito en el último San Isidro. Siguió la racha aunque el año pasado no pudo salir a hombros por fallar a espadas y ayer le robaron una oreja a mano armada por el palco.

Fue Manuel Escribano quien actuó por delante como corresponde a los que reciben o confirman la alternativa. Como todas las tardes, recibió al primer toro arrodillado frente a la puerta de chiqueros. El toro salió distraído y, al embestirle, por muy poco se lo lleva por delante. Muy suelto el toro después. Derribó con estrépito al tropezar con el caballo sin estar colocado y se fue de naja. Le pegaron poco y mal en el segundo encuentro, esta vez muy bien guiado por Escribano, y se enceló en el peto. Antes ya había perdido las manos. Y de esta segunda y larga agresión, salió hecho polvo. A los madrileños les gustó que Escribano banderilleara. Se cayó el animal tras el primer par. De dentro afuera puso el segundo. El tercero citando sentado en el estribo para quebrar por dentro con gran exposición. Fue muy aplaudido. La ceremonia del doctorado duró lo suyo. Y el matador brindó a alguien que le estaba viendo por televisión. Tres ayudados por alto a pies juntos arrancaron la faena. Los tomó el toro descompuesto y, al tomar otro por bajo, perdió de nuevo las manos. Había quedado casi inservible. Pero en este casi, Escribano casi lo pasó con la mano derecha y al dar el segundo natural, volvió el toro a claudicar. Los del 7 ya habían empezado la murga y no mereció la pena seguir. Lo mató muy bien y le aplaudieron.

Nunca había visto apadrinar a Juan José Padilla que mató el segundo de la tarde. Un colorao bien puesto. Padilla lo paró a pies juntos con muy ceñidos delantales y media saliendo el toro suelto. Cumplió con el caballo defendiéndose aliviándole el castigo. Bien colocado como antes, bastó un picotazo. Y, cómo no, pitaron los del 7. La suerte de varas no puede ser un matatoros y ha de administrarse según la fuerza que tengan por puro sentido común. Vistoso fue el quite de Joselito Adame. Como vistosos los pares de Padilla. El primero al salto. Una licencia que a mí no me va. Pero bueno. El segundo de poder a poder tras adornarse con moderación. Lo que celebro. Y el tercero arrancando desde el estribo sin mayores alegrías. Brindó a su gran amigo Adolfo Suarez Illana que fue ovacionado largamente. Noble el burel, pero apagado por su escasa fuerza. Padilla espació mucho cada intento muletero y hasta cada pase que en su mayoría no fueron limpios por derrotar el toro por arriba al final de sus viajes. Muy tesonero el jerezano. Hay que matar, Juan José. No pasa nada. Pero siguió y resultó desarmado. Se tiró a matar a lo kamikace y pinchó.

Recuperada la antigüedad para el orden de lidia, Padilla mató al cuarto y Escribano el quinto. Padilla encaró un coniabierto astifino muy desagradable. Lo paró enseguida con lances por bajo, el toro perdió comba y salió suelto dos veces seguidas. Pero metió la cara en el capote de bregar. Padilla encargó a un peón que le dijera al picador que no le pegara y, aunque obedeció, el morlaco rodó por la arena. En vista de lo cual, fue devuelto a los corrales. Soltaron un sobrero de Sánchez Dalp. Imponente por muy veleto y noble pero también falto de fuerza. Veremos. Fue picado de inmediato y con mimos. Ni por esas. Frustrado quite de Escribano. Estaba visto. Y más que visto para banderillear Padilla. Para disimular, ofreció palos a Escribano. Les salió medio bien el dueto. Y el toro pareció irse arriba. Padilla brindó a S A R la Infanta Elena que estaba muy discretamente sentada en una barrera. Fue muy aplaudida. También Padilla tras cuajar una ronda con la derecha de rodillas. Luego, ya en pie, resultó desarmado. El toro embistió muy cabeceante. Mucho había que templar y aquietarse para encontrar remedio. Pero eso solo lo consiguen los elegidos. ¿Uno, dos, tres…? Alto ahí. Ni uno más. Padilla es un reconocidísimo héroe del toreo. Pero en absoluto un elegido. Volvió a pinchar y se hartó de descabellar. Comprendo el disgusto. Desde su tremenda desgracia, en la única plaza que no ha tenido suerte ha sido en esta de Las Ventas.

El tercero fue para Joselito Adame. Mucha cara y poco cuerpo el tercero. Bien con el capote por suaves verónicas y media en su saludo que realizó casi en los medios. No aguantó la primera vara, se derrumbó. Mientras le señalaron la segunda empezó el tango en los tendidos y el inválido fue devuelto. En su lugar salió un sobrero de Torrealta con casi 600 kilos sobre los lomos. Gordo, hondo, muy enmorrillado, negro bragado y con cara no desagradable. Adame ganó terreno al toro en cada lance que pegó. Bien. Se defendió mucho el toro en la primera vara. Y sin quitar, el segundo que tomó tardeando mucho e impetuoso aunque también defendiéndose. Galopó calamocheando en banderillas. Bien los peones. ¿Valdrá o no valdrá en la muleta? Valió, vaya si valió. Buenos doblones y el de pecho limpio. Parece que va a valer. Lo dejó en los medios y lo citó con la derecha a media distancia logrando redondos encadenados con son en dos tandas de creciente factura. Naturales frontales de menor a mayor temple y acople. Adame cogió muy pronto y bien el aire al burel. Excelentes los remates de pecho. Apuró distancias y ligazón con la derecha, incluso tras rajarse el animal. Angustioso arrimón y desplante desafiante. ¿Quién dijo que no me gusta Adame? Ayer si y mucho con este buen toro que exprimió como a un limón. Aviso antes de perfilarse para entrar a matar. Gran estocada, le pidieron las dos orejas. Increíblemente el presidente no le dio ninguna. Para matarlo. No hay derecho a robar un triunfo tan cabal. Adame dio una merecidísima vuelta al ruedo. Desde aquí pido la destitución del caballero.

El quinto como ya he dicho fue para Escribano por más antiguo que Adame. Otra larga de rodillas frente a toriles de Escribano. Esta le salió mejor. Templados lances. Noble el toro. Y otro sin fuerza. Corrida de tullidos. Una pena porque todos tuvieron calidad. Se picó de trámite como a casi todos. Y en dos encuentros. Ridículo el rigor reglamentarista. Otro al corral y tercer sobrero de La Rosaleda. Muy señores míos. Ni idea de su procedencia. Bastante bonito. No dio su larga a porta gayola pero sí buenos lances en el saludo. Derribó en el primer encuentro y medio soportó el segundo. Adame quitó por gaoneras tropezadillas. Y otro más que discreto aunque premioso duetto en banderillas con el toro ya bastante parado. Lo ganó Escribano con un violín al quiebro. Brindó a Padilla. “Ni se muere padre ni cenamos…” La premiosidad continuó en la faena. Escribano quería pero el toro no. Pausas y paseos para ver si el toro resucitaba como Lázaro. Simples amagos del animal. Escribano, pesadísimo y finalmente desolado, decidió matar. Lo consiguió de un sopapo.

Y para terminar, por fin el sexto para Adame. Levábamos más de dos horas y media de corrida y muchos espectadores abandonaron los tendidos. Larga de rodillas junto a tablas. El toro pasó como la bala en un disparo. Pero en los medios se dejó templar una barbaridad por Adame en lentas verónicas. Bravo en el caballo pero, como sus hermanos, falto de fuerza. ¡Otro sobrero no, por favor¡ Gracias por librarnos, señor presidente. Muchos llamaban por teléfono a los restaurantes para decir que no irían o que llegarían tarde. Se fue arriba en banderillas, Adame también brindó a La Infanta Elena. Muchas más palmas que pitos. Estatuarios espeluznantes y de pecho zurdo en los medios. Así empezó la faena el mexicano. Muy bien otra vez por redondos y de pecho tras cambiar de mano en dos tandas. Naturales de uno en uno de buena factura. Más con la derecha metido entre los pitones y tirando del toro porque ya no quería ir. Soberbio otra vez. Pero pinchó. Gran ovación antes de entrar a matar otra vez. Y otro pinchazo hondo. Otro más, estocada y varios descabellos… Esta vez el presidente se quedó con las ganas de negarle otra oreja

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