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Club Taurino Italiano

Feria de Fallas: los dos caminos de Roca Rey

 

Andrés Amoròs

ABC 18 marzo 2017

 

Primer cartel de «No hay billetes», gran ambiente: Roca Rey corta una oreja a cada toro y sale en hombros; El Fandi, sólo una. La gran Falla de la Plaza del Ayuntamiento representa un cohete, sustentado sobre tres enormes escaleras: más de 40 metros de altura, más de 10.000 kilos de peso. Suponen muchos que tiene que ver con el reconocimiento de la Unesco pero discrepan al nombrarlo: torre, pirulí, antena… y otras cosas que prefiero omitir. Averiguo que es un proyecto no realizado de Calatrava. (¡De buena nos libramos!). Le sobraba razón a Morante cuando dijo, al recoger el Premio de ABC, que «lo moderno aburre». (También me entero, leyendo el periódico, de que «la misa no hace daño a nadie»: se disipan así mis dudas).

 

De los toros de Cuvillo repito lo de tantas tardes, son los que todos quieren: nobles pero muy flojos; facilitan el éxito pero también lo limitan. En banderillas, antes, nos preguntábamos: «¿Podrá con el toro?» Es decir: ¿dominará el diestro su fiereza? Ahora, la pregunta es otra: «¿Aguantará el toro?» Es decir: ¿se derrumbará, en la muleta? Así está la Fiesta…

 

El Fandi sigue ofreciendo su vistoso espectáculo, con entrega y facultades. En el primero, largas de rodillas y pares de la moviola: hacia atrás, corre él más que el toro, hacia delante. Pero el animal se queda corto y la faena se diluye. El cuarto es muy flojo pero muy noble: verónicas de rodillas, juguetea con el toro, que le permite muletazos más reposados de lo habitual, en otra faena interminable (suena el aviso antes de coger la espada). Mata con decisión: oreja.

 

Aunque aquí es muy querido, por alicantino y por su padre, Manzanares no tiene una tarde feliz. El segundo flojea mucho y tardea, carece de toda emoción. Algunos detalles son como versos sueltos de arte menor, sin la grandeza del endecasílabo. Devuelto por flojo el bonito sardo, se lidia como quinto un sobrero de Victoriano del Río, feote y algo brusco, con el que el diestro no acaba de confiarse. A los dos, los mata a la segunda, entrando de lejísimos: da tres pasos, antes de llegar al toro. Es donde él lo ve más claro, pero no es la forma clásica.

 

La atención se centra en Roca Rey, que reaparece, después del percance de Andújar. Fue la revelación de la pasada temporada pero sufrió demasiadas cogidas (como le pasaba, en otro tiempo, a José Tomás). Eso es bueno, como prueba de valor; no lo es, si supone temeridad o torpeza; sobre todo, si va unido a un repertorio «posmoderno», que prioriza los alardes (pases cambiados por la espalda, arrucinas, circulares invertidos) sobre las columnas del toreo clásico: la verónica, el natural y la estocada.

 

El tercero se mueve, flaquea, sale de los muletazos gateando. Andrés conduce las embestidas, logra algún natural bueno; cuando el toro se para, le busca las vueltas (al toro y al público) con circulares invertidos. Estocada desprendida de efecto rápido: oreja y gritos de estilo futbolístico.

 

Cuida mucho al último, lo deja casi sin picar. Remata las saltilleras con una larga y, al ver que gusta, encadena tres más, que ponen al público de pie. En la muleta, hace todo para arrancar la otra oreja que necesita: muletazos cambiados, arrucina… Cuando el toro se para, «se monta encima». A toro parado, pinchazo y estocada: otra oreja, objetivo logrado. Tiene capacidad, valor frío y le funciona muy bien la cabeza: sabe improvisar, delante del toro. Con esas condiciones y su arrogancia juvenil, recuerdo los versos de «Los intereses creados»: «El triunfo es seguro. ¡Valor y adelante!/ ¿Quién podrá vencernos?...»

 

¿Soy clásico o moderno?, podría preguntarse Roca Rey, imitando a Machado. Ha demostrado que sabe torear bien y que también sabe triunfar «como sea» (eso no es exclusivo de algunos políticos). A él toca decidir qué camino elige: el del cohete, que llega al cielo del arte, o el del alarde, que deja pasmado al personal.

 

 

FICHA DE LA CORRIDA

 

PLAZA DE TOROS DE VALENCIA. Viernes, 17 de marzo de 2017. Séptima corrida. Lleno de «No hay billetes». Toros de Núñez del Cuvillo, con movilidad pero demasiado flojos, y un sobrero de Victoriano del Río (5º bis), deslucido.

 

EL FANDI, de negro y oro. Estocada trasera (silencio). En el cuarto, estocada. Aviso (oreja).

 

JOSÉ MARÍA MANZANARES, de rioja y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada (silencio).

 

ANDRÉS ROCA REY, de grana y oro. Estocada desprendida (oreja). En el sexto, pinchazo y estocada (oreja). Sale a hombros por la puerta grande.

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