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Club Taurino Italiano

La listeza en la apuesta de Joselito Adame

Zabala de la Serna, El Mundo

17 mayo 2015

  • El matador mexicano corta una oreja a última hora a un importante sexto de El Montecillo que se dejó entero en el caballo y al que mató en la suerte de recibir; gran estocada también de Alberto Aguilar
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Al morrillo de 'Escudero' le habían introducido un balón de basket. Como si en Las Ventas se fuese a jugar la final de la Euroliga. Un pelotón como una montaña en mitad de esa cuesta de Alpe D'Huez de su anatomía. Honor al nombre de la ganadería: El Montecillo. ¿Humillar? Pues a ver cómo. Un imposible. Suelto, sin fijeza, manso, sin celo ni maldad tampoco. Juan Bautista lo pasaportó con aseo y una estocada efectiva, y algo atravesada, que no prolongó la nada.

Aunque bajaba un palmo la alzada del segundo, de la penca del rabo a la punta del pitón había una rampa como la de mi calle. Alberto Aguilar lo miraba de tú a tú. Ya en el capote se metió por dentro por el izquierdo y por los dos salía con la cara altita. Y, como demostró en la muleta, por abajo iba jodido. Mordiéndose la casta. Aguilar estuvo firme. En la actitud y en el toque. Otro que carecía de fijeza. Desde los doblones iniciales. Pero obedecía. Punteado en la primera tanda, soltando algún pitonazo en la siguiente y más pulido en la notable tercera serie que Alberto remató toreramente con una trincherilla. Pulido mas jamás entregado. No quiso por el izquierdo y ya la faena bajó de tono. Un feo espadazo en los sótanos estropeó las buenas cosas de Aguilar.

El toro de más bellas hechuras y una embestida cara de verdad saltó en tercer puesto. Se vio desde que colocó la cara en el capote de Joselito Adame, que lanceó rodilla en tierra con prestancia de antigua estampa hasta que soltó a una mano la larga. Apuntaba nota el del Montecillo pese a no estar sobrado de fuerza, como suele ocurrir con la clase. No se sabe en qué momento exacto de la lidia se partió la mano izquierda, que sucedió antes de que se quebrase a los ojos de todos. Adame había brindado al público y abierto faena con un cambiado por la espalda y un muletazo que acabó con los pitones clavados en la arena. Luego no vino más que la fractura del toro, que ya apoyaba mal.

Juan Bautista ha cumplido 15 años de alternativa con pulcritud, que sería la palabra que definiría su concepto: pulcro, correcto, aseado, frío... El cuarto traía aires de guapeza, lo que en Madrid molesta bastante. A la verónica limpia se prestó con nobleza igual que al galleo por chicuelinas del francés. La noble embestida del ejemplar de Paco Medina no destacaba por su chispa precisamente. Que se fueron a juntar pan con pan, o sea. Cada vez con menos sal. El cuchillo de la espada de Bautista volvió a funcionar.

Con el grandón quinto de Alberto Aguilar volvió Adame a intervenir en quites. Si en el anterior del lote del madrileño participó por chicuelinas, en este lo hizo por gaoneras vistosas. Todo lo que el toro tenía de grande lo tenía de hueco y mansito. Un mansito que se movía sin molestar ni querer que le molestasen. Aguilar así lo interpretó en una faena de torear fácil y a veces bien sobre la mano derecha. Se fue desentendiendo tanto el toro como la gente. Y el matador ejerció como tal con la estocada de la tarde hasta el momento.

Adame marchó a portagayola con el último. En el trance de la larga cambiada, perdió una zapatilla. Un ¡ay! liberó la plaza del susto. Sin picar casi se dejó el hidrocálido al zancudo torazo de casi 600 kilos que se soltó del segundo puyazo. Volvió Joselito a ganarse las ovaciones por zapopinas o lopecinas de tío vivo y listo. Esa misma listeza que le llevó a apostar por no darle al toro nada en el caballo. Y su movilidad la aprovechó en la muleta desde la apertura por estatuarios resueltos con torería por bajo. Trincherillas y pases del desprecio de muñeca y muñecazo. A la movilidad pronta del toro de Medina le sacó Adame todo el partido. Por una y otra mano ligaba el diestro mexicano las embestidas alegres en alegres series con la transmisión de las arrancadas y su repetición. Mano despierta y mente lúcida para presentir el final del toro. Unas manoletinas y otra vez cabeza para saber que todavía habría prontitud: se dejó unos metros de por medio para hacer la suerte de recibir. En el mismo hoyo de las agujas la estocada. Y un revuelo de pañuelos. Y la oreja que premiaba la lista apuesta de Joselito Adame a última hora. La vida es para listos. Y para los que apuestan.

 

  • Monumental de las Ventas. Domingo, 17 de mayo de 2015. Décima de feria. Menos de tres cuarto de entrada. Toros de El Montecillo, todos prácticamente cinqueños, de diferentes hechuras pero serios y parejos por delante; muy alto y manso el 1º; montado también un encastado 2º sin fijeza al que le costaba humillar; bien hecho un 3º de gran clase que se partió una mano; guapo y de sosa nobleza el 4º; mansito el grandón 5º que terminó rajado; pronto y con alegre e importante transmisión el 6º, apenas picado.
  • Juan Bautista, de teja y oro. Estocada algo atravesada (silencio). En el cuarto, estocada atravesada y descabello (silencio).
  • Alberto Aguilar, de verde turquesa y oro. Feo bajonazo y descabello. Aviso (silencio). En el quinto, gran estocada (silencio).
  • Joselito Adame, de malva y oro. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, estocada en la suerte de recibir (oreja).
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