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Morante y Manzanares, dos artistas en su mejor versión en Alicante

EFE - 22 junio 2014

Alicante, 21 jun (EFE).- Morante de la Puebla y José María Manzanares, con dos orejas cada uno, ofrecieron una gran tarde de toros hoy en Alicante, en un festejo en el que Finito de Córdoba cortó también un trofeo y en el que en el apartado ganadero, Zalduendo brilló por encima de El Pilar.

FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros -primero, segundo y sexto- de El Pilar, de dispares hechuras, sin fuerzas ni raza los dos primeros y declasado el último; y tres -tercero, cuarto y quinto- de Zalduendo, más aparentes y buenos.

Juan Serrano "Finito de Córdoba", leves pitos y oreja tras aviso.

José Antonio "Morante de la Puebla", silencio y dos orejas.

José María Manzanares, dos orejas y ovación.

En cuadrillas, buena brega de José Antonio Carretero al segundo, y, en banderillas, Curro Javier se desmonteró en el tercero, y Rafael Rosa en el sexto.

La plaza se llenó, con el cartel de "no hay billetes" en taquillas, en tarde calurosa.

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LAS MUSAS DEL ARTE

Morante se reencontró con las musas en su segunda labor ante un toro de muy buena condición de Zalduendo, al que el genio de la Puebla del Río exprimió de principio a fin en una labor repleta de magia y sentimiento, en la que compaginó pasajes hondos y de notable sabor en el toreo fundamental con la gracia y el duende de los adornos y remates.

Dos verónicas, otras tantas chicuelinas y una media de cartel con el capote fueron la carta de presentación a una labor que continuó de forma magistral con ayudados por alto en el prólogo de muleta. El secreto fue dar sitio y respiro al animal para que fuera afianzándose, y así logró Morante series cortas de muletazos templados y por abajo por el lado derecho.

Al natural, dos tandas más hondas y sentidas si cabe, aunque por ahí se acabó pronto el toro. Volvió a derechas para cerrar una faena aderezada con molinetes, ayudados y pases de uno en uno con los tendidos cada vez más entregados.

No entró la espada hasta el segundo viaje, y fue el propio Morante el que dio puntilla al toro como si fuera el descabello. Cortó las dos orejas.

Antes con su primero, toro incómodo y sin apenas sustancia, lo intentó Morante, pero en vano.

Manzanares sorteó en primer lugar a un toro con movilidad de Zalduendo, al que fue metiendo poco a poco en la muleta para, al final, diseñar una labor compacta y rotunda en la que en alicantino toreó al ralentí, componiendo muy bien la figura en preciosos y elegantes muletazos ligados sobre ambas manos.

El temple, el sentimiento y el gusto fueron las claves de un trasteo de alta nota, y siempre a más, que tuvo el único momento de congoja en la fea voltereta que se llevó al entrar a matar, dejando, eso si, la espada en todo lo alto. Rodó el astado, y para él fueron a parar las dos orejas.

En el sexto no pudo redondear ante un astado que se desplazó rebrincado y sin entregarse. Puso empeño el alicantino para argumentar faena, pero no pudo ser.

Finito de Córdoba, que apenas pudo dejar un par de detalles aislados en su flojo y moribundo primero, hizo un notable esfuerzo con el cuarto, un astado de bruscas acometidas, sin humillar y con tendencia a puntear los engaños con el que el llevó a cabo una laboriosa faena que pasó de la polvareda en los inicios por la falta de quietud, a la hondura y la suavidad del epílogo.

Faena, por tanto, de menos a más, con un final muy a modo con momentos de suma pureza en el toreo al natural. Agarró una buena estocada, salvoconducto para cortar una oreja y salvar así su tarde.

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