Oreja discutida para Manzanares en San Isidro
ANDRÉS AMORÓS
ABC
MADRID 22/05/2015
Logra el único trofeo con una corrida de El Pilar justa de fuerza y casta en la que Don Juan Carlos volvió a honrar con su presencia Por tercer día consecutivo, asiste Don Juan Carlos, al que brindan los tres primeros toros. Esta vez le acompañan la Infanta Elena y una de sus hijas. Cartel de campanillas, lleno absoluto. Una tarde más, fuerte viento, para ver a Padilla (un «andaluz de relámpagos»), José María Manzanares (un «valenciano de alegría») y Miguel Ángel Perera (un «extremeño de centeno», en las expresiones de Miguel Hernández). Pero lo que sopla no son esos «vientos del pueblo me llevan,/ vientos del pueblo me arrastran», sino el vendaval de siempre. Y los toros también me recuerdan al poeta: «Nunca medraron los bueyes/ en los páramos de España». Don Juan Carlos y la Infanta Elena En su única actuación en la Feria, Manzanares corta al quinto una oreja, en medio de una fuerte división de opiniones, que no nos sorprende, con este diestro y en esta Plaza. (Lo mismo le sucedió durante años a su padre, ahora tan unánimemente elogiado). No tienen fortuna Padilla ni Perera. En la Feria de Abril, los toros del Pilar (que también lidió Manzanares) tuvieron poca fuerza y casta. En la misma línea están los esta tarde; el mejor, el segundo, un sobrero de Charro de Llen. Sigue suscitando simpatía Padilla por su entrega (en Las Ventas, como en el Bernabéu, lo primero que se exige, salvo excepciones). El primero es soso, suave. Le aplauden sobre todo el par al violín: el que menos vale, el menos reunido. Juan José lo mete en la muleta pero, como no transmite nada, corta y falla con los aceros. El cuarto, muy suelto, lo desarma dos veces, es muy incierto: no lo banderillea. El toro no tiene emoción, se derrumba: lo mejor –lo único– la estocada. Incluso por su propio interés, no sólo por lo que es San Isidro, yo le hubiera aconsejado a Manzanares que viniera dos tardes, pero entiendo que le apetezca poco venir a esta Plaza. Aquí, siempre se ha seguido la máxima latina («Debellare superbos...») de tratar con dureza a los que consideran figuras y con benevolencia a los humildes. Esta afición es así, no se la va a cambiar. Por otro lado, es lógico exigir al que se sabe que puede dar más; no, al que hace todo lo que está en su mano... Devuelto por flojo el segundo, el sobrero de Charro de Llen va largo. Molesto por el viento, José María se luce en verónicas, liga derechazos con solemnidad. En los naturales surge la esperada división, por retrasar la pierna contraria (como ahora hacen casi todos). Se le va la mano, en la estocada. En el quinto, Curro Javier pone a la gente en pie con dos grandes pares. El toro es complicado, Manzanares sufre varias coladas, liga buenos muletazos, corre la mano en excelentes naturales. Surgen protestas y se escucha una voz, que repite una frase famosa de Don Juan Carlos: «¿Por qué no te callas?» (Se ríen los miembros de la Familia Real). Esta vez sí agarra una buena estocada: fuerte petición, oreja y fuerte división, como era de esperar. Segunda actuación de Perera; en la primera, el día de San Isidro, con flojos toros de Parladé, no tuvo fortuna: tampoco esta tarde le acompaña. El tercero es flojísimo, hace extraños, es incierto: una birria de toro. Por la derecha, muletazos sin emoción; por la izquierda, Miguel Ángel aguanta dos coladas. Insistiendo, le saca tres buenos naturales. El último es incierto, irregular, deslucido. Perera está firme, saca muletazos de buena técnica, se justifica sin brillar. Con otros toros será... Al margen de polémicas previsibles, me parece claro que José María Manzanares torea muy bien, sin duda. ¿Podría torear mejor, si él quisiera? Como decían los viejos revisteros, «ahí está el busilis». Postdata. Una tarde más, el viento perjudica gravemente el espectáculo: aumenta el riesgo de los espadas; limita la brillantez de las faenas; impide juzgar ecuánimemente a unos toros que, sin ese aire, podían haber dado otro juego; contribuye a la decepción de los espectadores... No es de recibo que, a esta fecha, sigamos igual, en un espectáculo que atrae a tanto público y genera tanto dinero para la Comunidad de Madrid. La realidad cotidiana nos enseña que los problemas no se resuelven solos; como tanto repiten los políticos –aficionados o no a los toros–, «hay que coger el toro por los cuernos». No hacer nada es la peor de las políticas. Ficha de la corrida MONUMENTAL DE LAS VENTAS. Viernes, 22 de mayo de 2015. Décima quinta corrida. Lleno de «no hay billetes». Toros de El Pilar, en general con poca casta y fuerza, y un sobrero de Charro de Llen (2º bis), bueno. JUAN JOSÉ PADILLA, de verde oscuro y oro. Dos pinchazos, estocada desprendida y tres descabellos. Aviso (pitos). En el cuarto, estocada (silencio). JOSÉ MARÍA MANZANARES, de negro y azabache. Pinchazo y estocada caída (silencio). En el quinto, estocada (oreja con división de opiniones). MIGUEL ÁNGEL PERERA, de azul y oro. Estocada desprendida