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Ponce indulta su cuarto toro en Murcia: el valenciano, excelso, sale a hombros junto a Fandi y Manzanares

FRANCISCO OJADOS , La Verdad 14 septiembre

 

Murcia, tercera de abono: Corrida de toros. Más de media entrada.

Ganadería: Cuatro toros de Hermanos García Jiménez, desiguales de juego, uno de Olga Jiménez (4º) indultado, y uno lidiado como sobrero (5º) de El Pilar.

Toreros:Enrique Ponce: (de tabaco y oro), ovación con saludos y dos orejas y rabo simbólicos.

El Fandi: (blanco y plata), oreja y oreja.

José María Manzanares: (nazareno y oro), palmas y dos orejas.

Incidencias: El cuarto toro de la tarde, nº 32, Filósofo, fue indultado. Los tres espadas salieron a hombros en tarde calurosa.

 

Como le dijo el genial Rafael 'El Gallo' a José Ortega y Gasset cuando se lo presentaron en su condición de filósofo y aquel le espetó aquella frase de «¡Hay gente pa' to», aquí en Murcia se puede asegurar que hay toros para todo. Como el cuarto de la tarde, de nombre precisamente 'Filósofo', al que se le perdonó la vida. No en vano Murcia es la plaza récord en cuanto a toros indultados y el que recibió tal honor ayer fue un toro excepcional. El ejemplar de la ganadería de Olga Jiménez está marcado con el número 32 en los costillares, su capa es colorada y es ojo de perdiz. Toro precioso de hechuras, el más bonito de una corrida descompensada del otro hierro de la casa Matilla, el de García Jiménez, ganadería titular ayer.

El bravo y enclasado animal dio en la báscula 530 kilos y le debe a Enrique Ponce que le sacara todo el partido del mundo a su calidad. Y es que Enrique Ponce, que ya ayer en la entrevista publicada en este diario anunciaba que le encantaría indultar su cuarto astado en esta plaza, lo lució y dejó ver su magnifica condición. Tras el saludo de capa romaneó el cornúpeta al caballo, haciendo una gran pelea en varas en el único puyazo que recibió. Con el equino izado por el toro, mantuvo el tipo Manolo Quinta, el piquero, que se llevó una gran ovación en el camino de vuelta al patio de caballos. Brindó Ponce con torería su faena desde los medios y el toro rompió a embestir.

Las primeras tandas, desmayando la figura, fueron el preludio de la gran obra del valenciano. Acudió el toro con prontitud a los cites y embistió humillado y largo a la muleta. Y Enrique, sin solución de continuidad, lo cosió a su muleta, rematando las tandas con cambios de mano sensacionales y pases de pecho de una templanza extraordinaria. Desde el callejón seguían las evoluciones de la faena del maestro unos admiradores, El Fandi y Manzanares, que disfrutaron viendo torear a una figura de época.

Para deleitarlos, a ellos y al público, convencido de su obra, citó Ponce para el tres en uno, que tan bien interpretara su suegro Victoriano Valencia, y siguió toreando con la mano izquierda, abrochando la serie de naturales de manera magistral con el molinete invertido, quedándose en el sitio para ligar el de pecho. Continuó encadenando tandas de derechazos en las que el torero se crecía y llevaba a 'Filósofo' por donde le daba la real gana. Las 'poncinas', ese pase de pierna flexionada, estéticamente precioso, en el que lleva al toro tan metido en la muleta, pusieron la plaza en pie. Sonó el aviso con el diestro toreando y la parroquia pidiendo el indulto. Dos amagos de montar la espada acrecentaron la petición del perdón. Siguió toreando el de Chiva ligando molinetes, dibujando bellos ayudados por alto, e incluso con un cambio de mano de rodillas. No tuvo más remedio José Miguel Muñoz Conesa, presidente del festejo, que sacar el pañuelo naranja. Simulada la muerte en el tercio, el toro se marchó presto de regreso a los corrales y la máxima figura del toreo dio una aclamada vuelta al ruedo a los sones del himno nacional. El saludo de despedida fue el de un artista orgulloso por una obra excepcional.

Su primero, negro y acapachado, salió suelto en el primer encuentro con la capa. Con temple, lo aguantó en la segunda raya para lancear con gusto a la verónica y cerrar con la media. Después del puyazo realizó un quite por delantales y una media con el compás abierto. Tuvo mucho mérito en banderillas el tercero de la cuadrilla, Emilio Fernández, al cuadrar en la misma cara. Llegó a la muleta el toro sin chispa, soso, para acabar rajándose. No ayudó tampoco que al inicio de trasteo, en los doblones por bajo, el animal hincara los pitones en el albero y diera un volantín. Con suavidad, sin molestar, compuso el valenciano dos series en redondo con la derecha. Dio sus tiempos al de García Jiménez, alargó la faena, finalizada con el toro aquerenciado en tablas en terrenos de sol. La estocada resultó defectuosa, trasera y tendida. Hubo una petición muy leve y el torero tuvo que saludar una ovación.

Por la puerta grande acompañaron al valenciano El Fandi y Manzanares. El granadino paseó una oreja en cada uno de los toros de su lote. Saludó al segundo de la tarde con dos largas cambiadas de rodillas jaleadas por el público para, ya de pie, lancear a pies juntos. Llevó David al caballo al astado con un galleo por chicuelinas y quitó por la misma suerte. En banderillas colocó un primer par adornado con un molinillo, otro de dentro afuera y un tercero, que brindó al público de sol, al violín. Bajo el toro, faltito de casta y noblote, iba y venía. El Fandi lo brindó al respetable. Con las dos rodillas en tierra comenzó el trasteo, animó los comienzos de las dos primeras series diestras con molinetes y cerró con los de pecho. Sin el clamor de la grada continuó con la zurda, ayudándose de la espada simulada, y al abrochar con un farol ligado al de pechó llegó algo más a los tendidos, algo fríos en la primera parte del festejo. En busca de la peluda, El Fandi dio un molinete de rodillas para firmar la última tanda de una faena falta de transmisión rematada con una estocada entera desprendida.

Ponce indulta su cuarto toro en La Condomina

 

El quinto se lo devolvieron a los corrales, después de lancearlo con las dos rodillas en tierra, al lesionarse el animal y quedar inútil para la lidia. Laboriosa resultó la devolución y tardona por los bueyes que no querían marcharse del ruedo. En su lugar salió un colorado de El Pilar, lavadito de cara. Tras un puyazo largo, banderilleó sin la espectacularidad de otras tardes. El astado salmantino tuvo cierta nobleza y en la pañosa lo pasó en dos tandas diestras, sin demasiado compromiso. La larga faena transcurrió sin eco, siendo lo mejor de la actuación de El Fandi un fenomenal volapié que le valió la segunda oreja que le abría la puerta grande.

No brindó Manzanares el tercero de la tarde. Un toro terciado, descastado, que además perdió las manos tras pasar por el varilarguero. A media altura y pulseando en los pases de pecho, fue construyendo una faena aseada el alicantino, que fue seguida con aburrimiento por el respetable. Le cortó las dos orejas al sexto, un toro rebrincadito que embistió con cierta transmisión y terminó sirviendo. Tampoco brindó José Mari, que fue acompañando las embestidas en los primeros compases para atacar más al final de trasteo, en dos series en las que exigió más al astado y llegó más a la grada. Alegró los tendidos en el cierre con dos molinetes encadenados antes de matar con seguridad de un pesadazo entero.

Con los tres espadas en hombros acabó la primera corrida de toros de la feria, con un Ponce excepcional y el indulto de 'Filósofo'. Una alegría para el pueblo de vez en cuando no está de más.

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