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Club Taurino Italiano

Terrible cogida de Padilla en la reaparición de Escribano

 

ZABALA DE LA SERNA Valencia

12/03/2017

Desigual, seria y manejable corrida de Fuente Ymbro de pobres casta y fondo, que terminó a la defensivaEl jerezano fue operado en la enfermería de la plaza de toros de dos cornadas de pronóstico grave; una en el muslo y la otra en la axilaVea la secuencia de la dramática cornada de Juan José Padilla en Valencia

 

No había terminado la tarde de celebración del regreso de Manuel Escribano, cuando en Valencia se respiraba la tragedia. Juan José Padilla volvió a nacer por enésima vez. El astifinísimo y serio cuarto toro de Fuente Ymbro lo prendió con un derrote directo al cuerpo. Se desentendió de la muleta y el pitón derecho, afilado como una daga porque había perdido la vaina, taladró la carne como un estilete. No fue la cornada en el muslo lo peor, sino los gañafones que siguieron como mandobles asesinos. Cuando no había terminado de caer el hombre de espaldas a la bestia, las puntas rasuraron su pómulo como una navaja de barbero por detrás. Y voló por los aires el parche del ojo izquierdo. Los garfios estallaron como ganchos contra la chaquetilla. Milagrosamente, sin calar por los costados aparentemente. Hasta que en el quirófano se descubrió otra cornada que alcanzaba la axila. Padilla se levantó sonado. Un delgado hilo de sangre caía por la taleguilla. El torniquete ayudó a cortar la hemorragia. Volvió JJP, maltrecho pero íntegro de raza, a la cara del toro. Mató a la tercera entre la emotividad del público en pie. Se le entregó la oreja adeudada del anterior y pasó por su propio pie a la enfermería. Atrás había quedado el ímpetu de una larga cambiada de rodillas para abrir plaza. El toro, burraco, algo montado, suelto de carnes y cornidelantero, tuvo una movilidad engañosa y gazapona. Como si escondiese falta de poder. Padilla lo banderilleó siempre por el pitón derecho. Esa sería la mano por donde el Ciclón de Jerez conseguiría, avanzada la faena, entenderse con una embestida de principio mirona y andarina. Como si le costase centrarse y romper hacia delante. A su favor contó la humillación y la obediencia; a favor del torero, la paciencia para esperarla. La obra creció tesonera y acabó con una gran estocada. El presidente no estimó ni el espadazo ni la petición, y Padilla paseó una vuelta al ruedo.

 

Casi nueve meses después de aquel fatídico y milagroso 25 de junio de 2016 en Alicante, Manuel Escribano volvía a enfundarse el vestido de torear. Un azul pavo y oro como un azul esperanza al final del túnel. Doscientos cincuenta y dos días de lucha contra las secuelas de una brutal cornada que arrancó de cuajo la femoral y la safena. La preparación y la reaparición de otro hombre de acero. Horas y horas de sacrificio para recuperar la pierna y la mente. La ovación de la afición de Valencia la recogió Escribano en su montera, roto el paseíllo, renacido el cuerpo, resucitado el espíritu.Para el doctor Reyes y el equipo médico salvador fue el brindis, por la vida debida, del toro de la reaparición. Hostelero se llamaba; 521 kilos repartidos en sus armoniosas y redondas hechuras. Tampoco hubo aristas en su comportamiento noblón. Contados el celo, la continuidad y la chispa, fue faena de paz y reencuentro. Manuel Escribano transmitió serenidad, que no es poco. Desde la larga cambiada de rodillas, pasando por las banderillas compartidas con Padilla hasta la estocada final. A Curro Díaz le correspondió un toro alto, largo y feo que no humilló jamás de los jamases. Díaz brindó a sus compañeros reconstruidos. Como él también lo fue en su momento. Curro apenas pudo componer un bonito cambio de mano, un torero pase del desprecio en los inicios y la intención de querer.

 

Para compensar el sorteo y el lote, Curro Díaz se llevó un dije como quinto. El toro más bonito de la desigual y seria corrida de Ricardo Gallardo. Su lenta bondad permitió a Curro dibujar un prólogo ralentizado, preñado de torería. Pura delicatessen. Y, en ese aire de hacer el toreo reunido, CD siguió sobre la mano derecha. Despacioso y sentido pero sin contar con el empuje del toro para redondear las series. Lo intuido y presentido se valoraba tanto como lo acontecido. Como toda la corrida, se vino abajo para acabar defendiéndose o desentendiéndose. Los apuntes del jiennense se valoraron. Como la media estocada arriba. Cayó una oreja al buen gusto. Cerró la tarde Escribano a portagayola. Un trago. Voló la larga tardía y el toro, altón y feote, pasó de largo. Le costó al matador de Gerena recuperar la verticalidad y también banderillear al fuenteymbro de muchos pies, que apretaba hacia los adentros. Y en la muleta arrollaba con todo, queriéndose ir más que coger. Manuel Escribano resolvió bien en una faena de terrenos dispersos. Uno buscaba tablas y el otro, el éxito. La huida de najas del buey al sentir el acero resumió su comportamiento.

 

 

FUENTE YMBRO | Juan José Padillo, Curro Díaz y Manuel Escribano

Plaza de toros de Valencia. Domingo, 12 de marzo de 2017. Segunda de feria. Media entrada. Toros de Fuente Ymbro, serios, de diferentes y desiguales hechuras; 2º y 6º altones y feos; destacó el 5º sin duración en un manejables conjunto de pobre casta y escaso fondo.

Juan José Padilla, de verde hoja y oro. Gran estocada. Aviso (petición y vuelta). En el cuarto, dos pinchazos y estocada (oreja).

Curro Díaz, de grana y oro. Dos pinchazos y estocada defectuosa (saludos). En el quinto, media estocada (oreja).

Manuel Escribano, de azul pavo y oro. Pinchazo, estocada pasada y descabello. Aviso (saludos). En el sexto, estocada rinconera. Aviso (petición y saludos).

 

Juan José Padilla, dos cornadas de pronóstico grave

"Durante la lidia del 4º toro ha ingresado en esta enfermería Juan José Padilla Bernal, el cual presenta cornada en cara anterior externa del muslo derecho con dos trayectorias. Una transversa de unos 15 cm que perfora y sale por cara externa del muslo y otra ascendente de unos 20 cm que discurre entre músculos sartorio y recto anterior, lesionando fibras longitudinales del sartorio dejando íntegra la fascia lata.

Otra cornada en tórax izquierdo que diseca el pectoral mayor sin lesionarlo, de unos 15 cm de longitud que llegó hasta región axilar.

Pronóstico: grave

Se traslada al herido al Hospital Casa de la Salud de Valencia"

Firmado: Dr. Cristóbal Zaragoza

 

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