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Club Taurino Italiano

Un jabonero de Joselito, premiado en la concurso de Arles

 

Arles, 11 septiembre 2016

COLPISA, Barquerito

Fotos: Laure Crespy

Cuatro toros de escaparate y hechuras sobresalientes: además del toro de El Tajo, otros tres de Lorenzo Fraile, Escolar y Carlos Aragón Cancela. Tercios de varas excesivamente morosos y farragosos, trasteos interminables. Casi tres horas de función. Morenito de Aranda deja probados su facilidad y su oficio. Cumple Savalli. Sin suerte Fortes.

 

Arles. 3ª de la Feria del Arroz. 4.000 almas. Muy seco y caluroso. Dos horas y cincuenta y cinco minutos de función.

Corrida concurso de ganaderías. Toros, por orden de lidia: 1º, de Puerto de San Lorenzo (Lorenzo Fraile); 2º , de José Escolar ; 3º, de  Alcurrucén (Hermanos Lozano); 4º, de El Tajo (José Miguel Arroyo); 5º, de Flor de Jara (Carlos Aragón Cancela); y 6º, de Robert Margé. Vuelta al ruedo, para el cuarto, Cronista, número 55, 545 kilos, y declarado ganador del concurso. El premio para el mejor picador, para Francisco Quinta. El de mejor brega, para Morenito de Aranda.

Morenito de Aranda, vuelta tras un aviso y dos orejas. Mehdi Savalli, saludos tras un aviso y dos orejas. Fortes, silencio tras aviso en los dos.

 

 

LA CLÁSICA corrida concurso que este año recuperaron para el calendario de Arles Lola y Juan Bautista Jalabert duró casi tres horas, dos de ellas vividas con calor sofocante y sin emociones particulares. Muy bien hechos cuatro toros, cada uno en su línea de sangre: el de Puerto de San Lorenzo que abrió el desfile, el de José Escolar que salió después, un cuarto jabonero del hierro de impares de Joselito y un quinto de Flor de Jara careto y caribello a la vez, de lindo cuajo. Fueron los cuatro en tipo y los cuatro de mejor nota. 

Desdijeron del promedio notable un tercero de Alcurrucén atacado de kilos y muy desganado y un sexto de Robert Margé bien armado, brusco en el caballo y tan solo manejable de banderillas en adelante. El toro de Flor de Jara fue el más astifino de los seis; el de Escolar tuvo cuajo, plaza y personalidad; el de Puerto de San Lorenzo, mucha bondad y la embestida al trantrán tan propia de su línea de encaste; el de Joselito, armado pero reunido de cuerna, serio pero bonito de ver, fue recibido con ese clamorcito  reservado de salida para los toros jaboneros, tan abundantes en los dos hierros de El Tajo y La Reina. A pesar de que los dos cárdenos de Escolar y Carlos Aragón Cancela eran dos verdaderos cromos no hubo muestras de admiración.

 

La corrida toda se atuvo a las reglas severas de los concursos en plazas francesas. Los seis toros pasaron la prueba obligada de los tres puyazos, que fueron en todos los casos duros y de sangrar. La prueba resultó farragosa porque no hubo toro que no tardeara. El  de Carlos Aragón se empleó con excelente estilo pero tardó lo indecible en arrancarse al caballo, donde cobró tres puyazos muy traseros. También tardeó un mundo el jabonero de Joselito, que escarbó entre varas y hasta tomó la tercera cuando el piquero, de la dinastía de los Quinta, se saltó la ley de la raya que separa los terrenos del toro y el caballo. La pelea del toro de Flor de Jara se distinguió por la fijeza, el toro encajado en el peto, los riñones metidos, ni un derrote. El de Joselito fue mucho más aparatoso y, a su manera, toro de público, que forzó un cuarto viaje al caballo pero solo para marcarse el falso puyazo de propina con el regatón.

 

 

El castigo infligido en varas lo pagó el santacoloma de Carlos Aragón con una embestida tan al ralentí que parecía imposible. Al ralentí, una nobleza sorprendente. El jabonero, jugado en tandas espaciadas y parsimoniosas, tuvo muy buen aire y, a pesar de irse desfondando poco a poco, fijeza y entrega. El toro de Escolar pareció a veces estar con todo –la casta Albaserrada, por tanto-  pero, cuando se aplomó, la sangre hasta la pezuña, sacó buena condición de fondo. El toro del Puerto, muy aplaudido en el arrastre, se empleó en todas las distancias y por las dos manos con parecido son. Alta la cara, franco el viaje. No contaron en la recapitulación ni el toro de Alcurrucén –ganadería con rico palmarés en las concurso francesas- ni el de Margé, de la parte antigua de Cebada Gago, algo destartalado para una competición de tan hermoso escaparate.

Morenito de Aranda se entendió muy bien con sus dos toros, los lidió con paciencia y ciencia, se embarcó en faenas recargadas de paseos periféricos y pausas gratuitas, ligó al jabonero por la mano derecha, lo mató por arriba y anduvo sobrado con el toro de los Fraile.

 

 

Mehdi Savalli, que cumplió el pasado jueves diez años de alternativa y ha recibido reconocimiento y honores oficiales del Ayuntamiento de Arles, solución dignamente la papeleta aunque en trasteos interminables. Al toro de Aragón Canela lo acabó toreando muy despacito en pasajes sueltos. Con el de Escolar le costó un poquito más. Fortes se llevó el lote menos propicio, pero también se ha apuntado a la moda de los paseos y las pausas: le dieron dos vueltas los músicos al Cielo Andaluz de Marquina.

 

 

Al soltarse el sexto toro, agotada por el calor, se había rendido la gente. Se hicieron inevitables las comparaciones con los fastos del sábado: el hola y el adiós gloriosos de Esplá, la perfección geométrica y la espada de Juan Bautista, el alma de Morante en sus dos versiones. Fuera de concurso, la buena corrida de Zalduendo.

 

Postada para los intimos:

Ya no suben los caballos de la policía por la rue Diderot hasta la plaza Lartigue y el Colegio de San Carlos. Ni suben ni bajan. La marcha de los caballos sobre calzadas empedradas no distingue el sentido de las cuestas. La calle es casi peatonal. La primera calle peatonal de Arles fue hace veinte años la Rue de la Republique, con sus bocacalles comerciales, el museo eternamente cerrado de la ciudad -donación de Federico Mistral hace más de un siglo- y sus músicos callejeros. No gustó la idea de peatonalizar el centro Pero fue una gran idea. Lo mismo en La Roquette. Estaba poniendo las terrazas en la place Daumier junto al llamado Árbol de la Libertad. El muelle del Ródano está acabado e impecable. Hacía mucho calor. Muchos niños jugando en torno al Obelisco. En una carpa les enseñan a hacer jardines. La Provenza es un inmenso jardín. No toda.

 

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