David Mora se encuentra con «Niñito», un gran toro de El Pilar (Fernando Carrasco)
ABC (Sevilla)
9 mayo 2014
Por fin un gran toro en el ruedo de la plaza de toros de Sevilla. Bueno, dos, porque si bueno fue «Niñito», de la ganadería de El Pilar, lidiado en tercer lugar por David Mora, bravo ha sido el cuarto, «Bilbaíno», de Moisés Fraile.
La diferencia ha estado que con el primero de ellos Mora ha cuajado una faena que le ha valido el corte de una oreja (pudieron ser dos si la espada no cae baja) y Abellán no le ha cogido el aire ni el ritmo.
Ha abierto plaza Abellán, que ha visto cómo le devolvían su primero por inválido. El sobrero, de Jandilla, ha embestido con la cara arriba y las manos por delante siempre. Un regalito con el que el madrileño ha tirado de oficio.
El cuarto, serio, ha ido a más conforme ha avanzado la faena. Brinda al público el madrileño, que se ha encontrado con un astado que repetía con bravura y casta. Bien el comienzo de faena, ha descatado en un circular de espaldas muy bueno. Pero a la faena le ha faltado estructura y, sobre todo, temple. Muleta demasiado retrasada mientras el de Fraile seguía embistiendo hasta que se ha aburrido. Buen toro.
Escribano ha recibido a sus dos toros, de nuevo, a portagayola. Siete en total en las tres tardes. Una barbaridad. Su primero se le ha quedado parado delante y se han vivido momentos de angustia que ha sabido solventar, para luego dejar tres verónicas extraordinaria y la media.
Este primero ha embestido mucho pero sin romper nunca. Algo remiso, Escribano ha puesto todo. Le falta clase al de Moisés Fraile. Faena en la que ha intercambiado constantemente el toreo sobre la diestra con las series al natural. El astado ha echado siempre la cara arriba al final del muletazo.
Manso de salida el quinto, al que le ha cuajado un gran tercio de banderillas Escribano. Ha brindado al público y tras un comienzo vibrante con dos pases cambiados por la espalda, el animal ha comenzado a ir a menos. Lo ha intentado el de Gerena por todos los medios pero el toro se ha hundido. Por encima Escribano. Sin cansarse de embestir
David Mora se ha gustado mucho toreando con el capote a «Niñito», que se ha arrancado de largo en el segundo puyazo, galopando incluso. Lo ha visto enseguida el madrileño que, tras brindar al público, lo ha dejado de largo para enjaretarle una serie inicial desmayada la planta e incluso mirando a los tendidos.
Luego, la faena ha tenido mucho de profundidad, bajando la mano en las series mientras el astado tomaba el engaño de manera extraordinaria, repitiendo una y otra vez a los cites.
Las dos series al natural, conformadas por seis y siete muletazos cada una han levantado al público de los asientos, concluyendo con unas manoletinas muy ajustadas. Gran toro hasta el final, que ha muerto de una estocada desprendida, fundamental para que el presidente no haya concedido la segunda oreja.
El sexto ha desarrollado mal estilo en el capote. Se ha revuelto muy pronto y en cuanto le ha podido Mora ha «cantado la gallina» y se ha querido marchar de la suerte. Muy bien el madrileño aguantándolo y robándole los muletazos que no tenía. Tras un pinchazo ha enterrado el acero, quedando prendido de los pitones el torero. Por fortuna todo ha quedado en un susto.