Ganado blando, bien Pepe Moral, regular Ferrera y Fandiño fatal
José Antonio Del Moral
20 abril 2015
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Lunes 20 de abril de 2015. Sexta de feria. Tarde soleada y cálida con más de media entrada.
Siete toros de Torrestrella incluido el sobrero que reemplazó al sexto, devuelto por muy flojo. Muy bien presentados , de bellas estampas y bonitos pelajes. Dieron pobre juego salvo el excelente tercero. Manejable aunque blando y muy soso el primero. Noble aunque defendiéndose por arriba y muy a menos el segundo. Muy noble con clase pese a lo que blandeó en el primer tercio durando mucho, además, el tercero. Noble pero flojísimo el cuarto. Noble sin clase y soso el quinto. Manejable sin clase el sexto.
Antonio Ferrera (añil y oro): Bajonazo, silencio. Estocada, silencio.
Iván Fandiño (avellana y oro): Buena estocada. Pinchazo hondo y descabello, silencio.
Pepe Moral (verde inglés y oro): Estocada trasera y dos descabellos, gran ovación con vuelta al ruedo. Estocada trasera, palmas.
Antes de entrar en materia sobre lo acontecido en la corrida de ayer, sexta de la feria, quiero entrar en un tema que continúa estando candente: la discusión sobre lo de torear despegado o pegado al toro. Estos es, por las afueres, o por los adentros. Cuestión que, en la práctica, siempre depende de cómo sean las condiciones y los comportamientos de las reses de lidia.
La discusión se produce sobre todo cuando torean Enrique Ponce y José María Manzanares a quienes muchos les acusan de lo primero. Les da igual estén como estén y sean los toros como sean para continuar con la matraca. “Se los pasan muy lejos…”. “Son tramposos…”. “Engañan a los públicos…”, Se oye y se lee decir…
Ambos maestros – el más grande de la historia el valenciano y el más joven y no por ello menos ilustre el alicantino – son de los muy pocos que, además de torear con gran clase, saben administrar la lidia de los toros del modo más conveniente para que, si son buenos, no empeoren y, sin son malos, mejoren.
Desgraciadamente, desde hace años, la mayoría de los toros de lidia son más mansos que bravos y más blandos que fuertes, salvo honrosas excepciones que también las hay. De tales condiciones, las faenas de Ponce y de Manzanares suelen terminar casi siempre mucho mejor que como las inician. En mi opinión, inteligentemente porque, si lo que hacen antes de que empiece lo bueno fuera como lo que las culmina, la mayor parte de los toros apenas aguantarían un par de tandas como mucho. Y es que a esta clase de ganado, digamos moderno, hay que ayudarlo no molestarlo. Pero cuando les salen toros verdaderamente bravos y encastados, que también los hay aunque sean los menos, entonces, señores, estos dos toreros les cortan todo y hasta los indultan…, sobre todo el de Valencia…Por eso son lo que son y están donde están, digan lo que digan sus pertinaces detractores.
Curiosamente, cuando torean los predilectos de los atacantes, aunque toreen despegados y/o por las afueras, cuando también lo hacen aunque sin saber por qué, los “listos” se callan como muertos. Vamos, que no dicen ni pio. Y si son de los llamados “artistas”, se les pasa todo. Pero todo, absolutamente todo.
La polémica acaba de llegar a su punto más álgido con la segunda actuación de Manzanares en Sevilla, triunfando por partida doble con pésimo ganado. La discrepancia de gran parte de la crítica ha sido tan radicalmente opuesta que, leyendo a unos y a otros, parece que se han celebrado dos corridas absolutamente distintas. Menos mal que, en este caso, las imágenes servidas por la televisión en directo del festejo y los videos que han podido verse en diferido han aclarado las cosas a la mayoría pero no a la irremediable minoría que cada vez que torean Manzanares y Ponce van a la plaza con la crónica hecha desde el hotel y con la escopeta bien cargada contra ambos. Lo peor o lo mejor – quien sabe – es que seguirán haciéndolo. Sin embargo, este enfermizo y despiadado ataque enlatado, en Sevilla no les vale tanto como en Madrid. Creo que ya he escrito alguna vez que lo que diferencia al público de Las Ventas del de La Maestranza en lo referente a la influencia que la crítica tiene sobre el comportamiento de los espectadores de ambas plazas es que en Madrid suelen creer lo que dice la crítica, sobre todo la de los medios más importantes, mientras que en Sevilla, si los leen, es para ver si entienden o no entienden de toros. De ahí la casi absoluta imposibilidad de ver triunfar a Manzanares en Las Ventas y la seguridad de que puede triunfar en La Maestranza. Precisamente, cuando triunfa en Sevilla es cuando el enojo de los críticos antimanzanaristas les lleva a decir tantas barbaridades y hasta despreciar a su público tachándolo de vergonzoso e ignorante. Y a otra cosa, mariposa…
La corrida de ayer tarde tuvo interés por lo que podrían hacer Antonio Ferrera, autor de la mejor faena de la pasada feria frente a un toro de Miura, y Pepe Moral que hasta ahora ha sido uno de los pocos que ha tocado pelo en esta feria. Pero también tuvo morbo por ver como estaría y vendría física y psíquicamente Iván Fandiño, recientemente protagonista de uno de los petardos más grandes que hayamos visto, sufrido y ocurrido el pasado domingo de Ramos en Madrid cuando se encerró a solas con seis toros de ganaderías toristas. Veamos, pues.
El imponente negro que abrió plaza se llamaba Nochebuena, y empezó dando una buena tarde metiendo la cara en el capote de Juan Mora que lo saludó por verónicas ganando terreno, cerradas con dos media más sabrosas que los lances anteriores. Cumplió en caballo aunque acusando blandura de remos. Razón de que echara la cara arriba en el segundo puyazo y en el quite del matador que, tras renunciar Fandiño en su turno, banderilleó con facilidad aunque tardando en clavar cada par porque el toro se fue a tablas en los tres pares. El toro llegó a la muleta tardón y noble aunque débil. Ferrera lo entendió y templó en su nueva versión muletera de la que ya dijimos este año, era y es bastante mejor que la que tuvo en sus primeros años. El trasteo, con ambas manos, resultó correcto y aceptable pese a lo poco que trasmitió el a la postre soso animal, incómodo al final. Debió matarlo antes que lo hizo mediante un bajonazo infamante.
El jabonero sucio que hizo cuarto salió corretón y distraído. También noble aunque sin humillar y justo de fuerza. Ferrera lo saludó con soltura sin mayores excelencias. Picotazo en el primer encuentro con el caballo. Quite por chicuelinas y dos medias del matador. Otro picotazo y a banderillas. Funesto y sucio quite por gaoneras de Fandiño. Banderilleó el matador como tiene por costumbre. Tercio un poquito circense del extremeño con saltos, cite de espaldas y requebros varios. Divertido y ovacionado. Ferrera no pudo hacer honor al brindis aunque intentó hacer las cosas bien. La falta de fuerza del animal solo le permitió dar contados muletazos a derechas hasta que el toro fue parándose por momentos mientras intentó naturales que acabaron en desarme. Algo parecido a lo que pasó con el primero. Este también soso y sin trasmitir lo más mínimo. Ferrera se pasó en el epílogo en busca de la nada. Menos mal que esta vez mató bien. Y pronto
La bellísima estampa del albahío segundo no se tradujo en su embestir echando la cara arriba. Otro noblón sin fuerza. Los intrascendentes lances de recibo de Fandiño acabaron con un sucio desarme de los que perjudican mucho. Se defendió mucho en varas con ruido de estribos. Amagos de quite del diestro de Orduña. Y uno limpio por chicuelinas de Pepe Moral en su turno. El toro se dolió en palos. Bien Pedro Lara en un par. Fandiño sacó al toro más allá de las rayas y dio distancia citando con la derecha. El toro pedía temple y Fandiño no lo consiguió del todo por redondos sufriendo enganchones en los remates de pecho. Al tomar la izquierda Fandiño sufrió un amago de cogida y de inmediato cambio de mano. Al intentar torear, el animal se negó y terminó matando de una buena estocada, lo único bueno que hizo el de Orduña. Noté que el público trató a Fandiño con esa displicencia tan temible que se gastan en esta plaza.
El quinto, de pelo sardo, salió algo suelto del capote de Fandiño. También embistió con nobleza pero sin fuerza. El primer puyazo lo tomó al relance. Y el segundo en forma aunque muy leve y repuchándose. Quite de Pepe Moral por delantales a pies juntos. Buen tercio de banderillas, tanto en palos como la brega. Noble el toro. Derechazos vulgares de Fandiño que en su segunda tanda que cerró con un largo pectoral en dos trancos. Más derechazos intrascendentes. Naturales de uno en uno que anuncia en los cites con soberbia y los termina de mala manera. Más con la derecha. Una fábrica de pases sin ton, ni son, ni sal. Esto nunca le echó. Pinchazo hondo feo y descabello. Silencio sepulcral muy sevillano tras el arrastre del toro.
Pepe Moral en acción con el negro tercero que se dejó con el capote. Moral escuchó los primeros oles de la tarde en su recibo. Derrumbe del toro al sentir el hierro en el primer intento con el caballo. Le aliviaron del todo en el segundo. Una pena la falta de fuerza de este animal porque tuvo cierta clase. El que mejor se movió de los tres primeros. También este se dolió en palos. Bien cubierto el tercio aunque sin nada especial. Brindó Moral en los medios y allí empezó la faena. El animal cumplió las buenas expectativas y como Pepe lo templó debidamente, los cambios y los redondos iniciales le salieron bien. Y aún mejor los que siguieron rematados con un precioso cambio de mano. ¡Música¡ Aparte la buena traza de los muletazos que había dado y, sobre todo, de los que dio después, también al natural y más redondos muy relajado, fue que no dejó que el toro le enganchara la muleta una sola vez. Buena estocada trasera tardando en doblar por lo que tuvo que descabellas perdiendo la oreja que tenía ganada. Dio una vuelta al ruedo en compensación.
El jabonero sucio que cerró la tarde echó las manos por delante y enseguida acusó total falta de fuerza siendo muy protestado. Fue devuelto. En su lugar soltaron un sobrero del mismo hierro. Cárdeno salpicado. Suelto de capotes. Y noble. Buenos lances de Pepe Moral que ayer, a lado de los dos que tuvo por compañeros, parecía Antonio Ordóñez. Con perdón. Muy cuidado en varas. Quite de Ferrera bien salvo en la revolera de la que perdió las manos el animal. Breve y desigual el tercio de banderillas. Buen gusto en los primeros compases de la faena de Fandiño. Y otra vez el temple de Moral para corregir los defectos del toro. De menos a muy mas y a mejor los redondos. Este torero sabe resolver. Peor toro que su anterior, la faena tampoco fue tan brillante. Pero más que estimable y meritoria porque, de nuevo, no se dejó tropezar el engaño en tesituras para que cometiera la falta. No fue fácil conseguirlo. Muy por encima del toro con el solo defecto de alargar la faena. Fácil la estocada. También trasera como su anterior.