CTI

Club Taurino Italiano

Entrevista al Maestro Espartaco

 

Miguél Fernandez

www.mundotoro.com

2 abril 2015

 

Metido en el campo, de tienta en tienta. Aún piensa que todo es poco, no hay descanso. Cuesta hacerle parar unos minutos, pero cuando habla lo hace a fondo. Aflora toda la inteligencia de una carrera en figura. Sabe muy bien lo que se dice. Comparte temores y sueños con una sinceridad aplastante. Quizás porque sabe de qué va el toreo y que ya, a estas alturas, no hay nada por fingir. Lo que tenga que ser, será en Sevilla, ¿dónde si no? Y es que oír y ver a Juan Antonio Ruiz 'Espartaco' es oír y ver varios periodos de la Fiesta en una misma persona. Su testimonio es un perfecto análisis de nuestro presente.

 

 

Casi 14 años después de su adiós, Espartaco volverá a pisar de luces el albero de La Maestranza. El 29 de septiembre de 2001 la corrida no salió como la ocasión pedía y la historia pareció quedar inconclusa:

'En mi despedida en 2001 no es que me planteara si volvería a Sevilla o no. Lo que sí pensaba era que no me iba a retirar de modo definitivo. Quería torear alguna corrida, algún festival... sentirme torero, no desconectar'.

El domingo todo será distinto:

'Ahora con 52 años sí puedo decir que me retiro de luces. No torearé más corridas. Festivales benéficos sí quiero seguir toreando. Uno debe irse cuando lo siente. No soy partidario de irse en el mejor momento porque entonces no tiene sentido haber luchado tanto para lograrlo. Me voy cuando me cuesta ponerme; yo ya no estoy para esto. Le toca a los toreros actuales'.

¿Y por qué aceptar el reto de Sevilla?

'Porque me pidieron el favor y la verdad es que todo encajaba: La Maestranza, la alternativa a un torero que quiero como Borja Jiménez, la fecha, la situación actual que vive esta ciudad... Y con todo, me costó mucho decir que sí. ¿Qué necesidad tengo yo de meterme en esto? Yo ya cumplí mis ilusiones. Además, no he podido prepararme como hubiera querido. Mi reaparición es una cuestión más personal que profesional'.

El maestro de Espartinas quiere quitarse un punto de presión:

'No siento el peso de mi nombre en el abono porque creo que el público sabe que no voy buscando competencia, no voy buscando ese triunfo absoluto. Eso le corresponde a los toreros de ahora'. Explica que ni se planteó una segunda tarde en feria: 'Ciertamente, desde el principio no pensé en ir dos tardes. Ni creo que tuviera fuerzas ni creo que pudiera conseguir más. Mi sueño era este'.

Han pasado muchos años. El físico ya no es el mismo. No es lo único que cambia; los nervios tampoco son ya los mismos: 'Son diferentes y mayores que los que sentía en 'mi' época. Piense que me verá gente nueva, que no tengo opción a réplica en una segunda tarde. Después de tanto tiempo, la espera se lleva peor. He ganado en madurez, sí, pero he perdido en otras cosas. Antes confiaba en mis capacidades, sabía que yo podía y era más o menos factible un triunfo. Ahora dudo. No es por el toro, es por Sevilla. Pesa mucho. Yo daré mi 100%, pero cuál sera... Esto es una locura'. Esa palabra, en el toreo, suele ir acompañada: 'Una bendita locura, vaya que sí'.

'Nunca he estado fuera del toro'. Eso fue lo que se prometió desde aquel último San Miguel y, fiel a sí mismo, lo cumplió. Por el camino de 15 años, diseminadas, varias tardes bonitas, de luces o de corto. Sin irse de lo que es su vida. Por ello sabe perfectamente cómo han evolucionado el toro, el torero y la propia Fiesta desde el principio de su carrera:

'Cambios ha habido, está claro, pero los grandes cambios han sido los toreros. Todos en general y las figuras en particular hacen ahora unas cosas increíbles al toro. Porque el toro habrá cambiado estos años, pero no nos equivoquemos. Lo que hacen las figuras hoy se lo hubieran hecho igual al toro de los 80, 70... Han alcanzado la perfección. Y el público ve esa perfección como algo normal. Eso es peligroso'.

 

 

Seguimos hablando sobre esa idea de la regularización del triunfo. Espartaco, hecho en una época donde ganaba lo imprevisible a lo rutinario, hace un alegato a favor de ese modo de concebir el toreo:

'Es que si nos fijamos, antes el público vivía con la ilusión de la duda al ir a la plaza. Hoy se han acostumbrado al triunfo. Saben que los toreros van a estar bien. Mire, yo toreé un festival en Almendralejo el sábado y les vi cosas que te quitan las ganas de ponerte tú. Pero no por miedo, sino por admiración y respeto'.

'Pero el toreo también necesita gestos, que los hay de muchos tipos'. Habla de eventos especiales para salir de la rutina. Lo hace, en cambio, sin dar excesiva importancia al suyo:

'Lo mío es destacable, pero me parece más importante lo de Dávila Miura. Que va a matar una de Miura en su vuelta, ojo. Y lo de Fandiño en Madrid. Que saliera la tarde como fuera, pero ahí quedó. Eso es un gesto. Y lo de El Cid con 'victorinos'... Todos son gestos. Hablando más en particular, sí que creo que una reaparición especial como la mía u otras vienen bien porque ayudan a crear novedad en el espectador. Todos sabemos que volver por un día no cambia nada en el toreo. El futuro es de los toreros de hoy, pero aportamos una ilusión distinta al aficionado'.

Un día, el último, y decir adiós con una alternativa a un torero de su tierra, querido y seguido por el maestro: Borja Jiménez. El escenario perfecto para entregar a un tiempo los trastos de matador y un simbólico testigo:

'Le entregaré ese relevo. Ya le di la alternativa a un torerazo como Agustín de Espartinas y se la hubiera querido dar a Javier Jiménez, pero no pude por lesión. Pero, ojo, ese testigo que le entrego no es un regalo. Yo a Borja le quiero mucho pero si él no hubiera salido por la Puerta del Príncipe yo no le hubiera podido dar la alternativa. Que no lo dude nadie. Él se ha ganado esta oportunidad. Por eso, este, digamos, detalle mío de reaparecer para proyectarle a él como torero'.

No podemos cerrar esta larga charla sin tratar la problemática de Sevilla. Espartaco es un ídolo para el ambiente social hispalense. Imagina un futuro próximo 'sin revanchas', resuelto por la vía conciliadora:

'Sé que las figuras y la empresa van a terminar por entenderse. Y ese día no pasará nada. No habrá revanchas, no habrá vencedores ni vencidos. En el toreo siempre hubo rencillas, pero se superarán, como se ha hecho siempre. No necesitamos gestos como el mío, necesitamos a los mejores toreros en las mejores plazas. Por eso cuando vuelvan todos, que lo harán, el público se entregará. Dice el dicho taurino que al final, a las 5 estamos todos en la puerta de toriles. Y ahí estaremos'.

Y ahí estará él este Domingo de Resurrección. Le esperan Sevilla y una historia por cerrar.

 

 

PS: Desde los socios del Club Taurino Italiano nuestros mejores deseos al amigo y Maestro Espartaco para su tarde del Domingo

 

(Aqui Juan Antonio Ruiz Espartaco el dia de la inaguracion del Club Taurino Italiano)

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